lunes, 14 de febrero de 2011

Alcañiz se desmorona


El barrio de San Pedro de Alcañiz se desmorona desde que la mala gestión urbanística dio en la fórmula de taponar con cemento los puntos por los que se escapaba el agua. El sutil funcionario municipal encargado de enmendar el desaguisado, no ha debido oír hablar de la dinámica de los fluidos y desconoce que un líquido como el agua, pongo por ejemplo, se acumula si no halla salida, hasta romper por el punto mas débil. Una cosa que la chiquillada de la Plaza de los Almudines sabía ya cuando jugaba a hacer represas con barro los días de lluvia. Para que digan luego que no enseña nada la lúdica experimentación temprana de los saberes que aún no están en los programas reglados por el plan de estudios. El desdichado técnico municipal no debió jugar nunca en la calle y, por lo visto, tuvo la gripe los días en que explicaron en clase los comportamientos del agua. Una lástima. Una lástima sobre todo para los vecinos.

Nadie ha determinado aún dónde nace el venero, pero los daños en las viviendas estan siendo visibles en varios puntos distantes entre sí. Menos mal que son varios los artistas que han inmortalizado Las Peñetas en sus cuadros y que aparecen representadas en varios repertorios gráficos extranjeros. Porque los técnicos municipales, perplejos, aseguran que nada se puede hacer. Por lo visto no cabe más que esperar a que el acantilado en que se asienta el castillo de la Orden de Calatrava se disuelva como un azucarillo de mas de trescientos metros de escarpe y la Geología nivele la Orografía y queden en paz. Las curvas de nivel no ofrecen mayor dificultad desde que las excavadoras pueden cambiar el paisaje. Lo malo es cuando un resto arqueológico impertinente o un pasadizo entrometido de hace ochocientos años, se obstina en denunciar su presencia.

Baldosas que rezuman agua, paredes agrietadas con las combadas panzas preñadas de humedad, olor de moho y fetidez de sentina, cloaca y ratonera, discurriendo muchas veces por los misteriosos pasadizos bajo el arroyo, que sirvieron de huideros del castillo cuando las cosas del fortín no iban derechas y los soldados-monje tenían que poner tierra por medio para escapar de los burgueses y los campesinos de la población. Monumentos como los que han sido cegados parcialmente bajo la calle Mayor.

Pero ya ven. Los técnicos municipales han puesto unos pegotes y unos respiraderos sin saber por donde han de respirar –o desaguar-- el agua que ha comenzado a criar musgo bajo la cuesta de El Corcho e irritados por su propia incompetencia, replican a los afectados, como si fueran los culpables, que habría salido más barato hacer casas nuevas. ¿Casas nuevas? ¿Que clase de izquierda analfabeta es ésta que ofrece casas nuevas, sin sanear los cimientos, en lugar de respetar el núcleo inicial de una poblacion antiquísima? Mal día para arquitectos.


Darío Vidal
14/02/2011




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