Ya saben, como no hay un solo cochinito con gripe y mucho menos muerto --¡que no lo quiera Dios!--, resulta que han decidido rebautizar la incipiente “gripe porcina” como “nueva gripe”. Qué contrariedad. Las cosas que no empiezan bien no puedan acabar bien. ¿Pero a quién se le ocurrió la maldad de culpar al inocente cochinito de una atroz pandemia que ni es grave ni siquiera pandemia puesto que no ataca a la práctica totalidad de la población? Ponderen las cifras: dos aquí, otros dos alla, y otro aculla. Eso donde los hay. Aunque, pese a ello, la OMS eleva el suceso del nivel cuatro al nivel cinco y en la práctica ya cualquiera puede ser sospechoso de estar infectado, porque la mayoría de los portadores de H1N1 no padecen ninguna sintomatología. Si cuando experimentamos “el trancazo” otoñal no tuviésemos molestias, a mi personalmente me importaría un rábano tener la gripe o no. Y una gripe sin entumecimiento artícular, dolor muscular y de cabaza, sudoración pegajosa, dificultades respiratorias, ni fiebre, no es gripe ni es nada. Eso es como “las vacaciones sin kodak...”
Los únicos capaces de maquinar tal infamia no pueden ser otros que los que abominan del cerdo. Pero me da la impresión de que se les ha desbaratado el invento, aunque quienes han intentado “desfacer el yerro” bautizándola como “nueva gripe” se han metido asimismo en un callejón sin salida, porque vamos a ver: cómo piensan llamar a la nueva gripe de los años sucesivos: ¿”nueva gripe nueva” tal vez? ¿Y las subsiguientes?
Pero eso son “pecata minuta” al lado de la hecatombe porcina que están preparando los musulmanes y algunos países de su órbita, que no han aprendido las consecuencias de la carencia de proteínas en la dieta como desveló el antropólogo Marvyn Harris, quien las culpa de ciertos retrasos.
Un país tan occidentalizado como Egipto acaba de decidir el sacrificio de toda su cabaña. Y China, Corea del Sur, Tailandia, Filipinas, Rusia, Ucrania, Kazajistan, los Emiratos Árabes Unido, y Honduras y Ecuador, han fijado restricciones para la importacion de cerdos de los Estados Unidos. Del mismo modo que Hong Kong eleva la alerta y ha establecido campamentos de cuarentena, y Japón va a exigir visado a las cabezas de origen mejicano.
Todo recuerda demasiado a la neumonía asiatica, al síndrome agudo respiratorio grave, a la gripe aviar, a la encefalopatía espongiforme vacuna y a todas las alarmas precedentes que han resultado “providenciales” en estos años. Se cierran oficinas, colegios y universidades, se clausuran congresos, convenciones y competiciones deportivas, el Reino Unido ha adquirido 32 millones de mascarillas y la OMS insiste con la alarma. Pero no ha muerto ni un cerdito.
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