viernes, 28 de agosto de 2009

Acción y reacción



Lo peor no es constatar que el partido en el poder no sabe qué hacer, sino que su alternativa no sepa qué hace. Parece mentira tanto desacierto y tal falta de recursos. Ayer mismo oía la radio y cuando abrieron el micrófono a los oyentes, terminaron opinando todos con rara unanimidad, que no se fiaban de los políticos. Habian puesto tanta fe en la Democracia que la gestión de sus --¡nuestros!-- representantes les ha defraudado hasta el límite.
La coincidencia sorprendió a los contertulios y en vista de que la Dictadura es peor aún, todo el mundo convino en que era imprescindible replantearse el sistema de participación y representación políticas, para acabar con el fraude y para desactivar el amiguismo, el partidismo y el corporativismo profesional. Tal vez uno de los caminos pudiera ser la elaboración por los partidos de listas abiertas, lo que obligaría a elegir candidatos con proyectos y proyección, y no a asumir “lotes de relleno”
El caso es que “a toda propuesta efectuada por el Gobierno en determinado sentido, se le opone otra en sentido contrario y de idéntica intensidad”. Y no creo que sea necesario asentir ni negar siempre. Hay cosas en las que se puede coincidir, o que resultan indiferentes. Pero el colmo del dislate es negar una iniciativa sanitaria de Elena Salgado que había sido apoyada veinticuatro horas antes. ¿Tan poco criterio tiene la directiva popular? (“¡A ver, de qué se habla, que me opongo!”)
Ahora se descuelga el señor Rajoy, despues de convenir con Salgado en que se había incrementado la alarma por la "Gripe A" de forma desmedida, con que han de ser vacunados todos los españoles. Justo al tiempo en que los sanitarios comienzan a decir, incluso en público, que el interés en airear la supuesta pandemia obedece a razones extrasanitarias. ¿Se puede decir más claro? Pero habría que preguntarse quién le sopla a Rajoy en la oreja. Porque el señor Rajoy empieza a acertar solo cuando se equivoca.
Como saben los políticos, puesto que lo saben hasta “los que duermen en el suelo / como cualquier animal”, las vacunas estacionales se ultiman y salen al mercado al final de la temporada y aquí no estará disponible hasta finales de noviembre, como declararon ayer las ministras de Sanidad y de Defensa en la farmacia del ejército del Aire, mientras se daban a conocer “los tres muertos del día”. Y van 20. Pero cada año muere medio millar en idéntico periodo por la gripe estacional (5000 por temporada) y nadie habla de las bajas por tifus, malaria, sida, hepatitis, parto, cáncer --y hambre-- durante ese mismo tiempo. La sociedad opulenta repara en esa enfermadad hipocondríaca e inventada, para que dos malandrines como Rumsfeld y Bush se engorden con el
“Tamiflú” y lo que venga.

Darío Vidal
28/08/2009

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