jueves, 17 de septiembre de 2009

Solomon el Necio


Todos tenemos noticia de Salomón, el Sabio proverbial del Viejo Testameno, pero no hay quien supiese media palabra de Solomont --con “o” y con “te” final para disimular--, con que algún antepasado digno de él quiso negar, renunciar y aún apostatar de su noble origen. Mejor, porque así no hay lugar a equívocos y, en oposición al Sabio, este Alan Solomont contemporáneo, se apodará para siempre El Necio.

No voy a malversar energía en ofenderme por sus iniciales torpezas, del mismo modo que no me dejé inmutar por el rencor añejo, la falta de tacto y las groserías en el protocolo y la palabra de ese homínido con crencha zaína a dos vertientes llamado Evo Morales, al que Miguel Angel Moratinos nos ha traído de excursión. Pero es que cuando ahí afuera conocen al Canciller de la “República de España”, se puede esperar todo de esta suerte de Andorra la Vieja mediterránea. Eso es lo que le pasó al mandatario boliviano-bolivariano y lo que va a sucederle al Procónsul del Imperio, Alan El Necio, que se cree ya Virrey de España, y antes de tomar posesión del cargo de embajador en nuestro país, se ha despachado a gusto en el Senado del suyo, calificando de “inaceptable” la decisión de retirar las tropas de un conflicto como el de Kosovo y, entre otras inconveniencias ha afirmado que se ocupará de mostrarnos los beneficios de una sociedad multirracial y no se cuantas impertinentes ignorancias más.

Para empezar, a este cerril filántropo “sionista” radical, nadie le ha hablado de Córdoba, de Granada, de Zaragoza, ni de los ocho siglos de íntima convivencia entre las tres religiones monoteístas inspiradas en la Biblia. Pero es que tampoco le suena la ocurrencia estrella de Zapatero con la Alianza de Civilizaciones, que, por cierto, él no debe compartir pese a su cosmopolita multirracialidad. Porque así como promovió campañas contra la guerra de Vietnam el siglo pasado, no ha movido un dedo para que cese el brutal genocidio de palestinos programado en la franja de Gaza y en lo que no lo es. Y aunque no voy a caer en el simplismo de juzgar como palomas a los musulmanes, que son semitas como los judíos, tienen toda la hégira de rencor y de complejos, buena memoria, siglos de desconfianza, y taimada paciencia de cazador a la espera, no es menos cierto que llevan piedras a las refriegas callejeras para enfrentarse a los espeluznantes carros de combate blindados y artillados. Y que a la acción de los misiles guiados por la señal del móvil para los llamados “asesinatos selectivos”, oponen el cruel sacrificio de un compañero generoso que se inmola como bomba.

Los moradores de esta tierra inexplorada y virgen, señor Solomón El Imprudente, dicen que “consejos vendo y para mi no tengo”.


Darío Vidal

17/09/2009

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