UN VIAJE A OTRO MUNDO (4)

UN VIAJE A OTRO MUNDO (4)

NO QUEDARSE “CHIRO”

Ya las “vuvucelas” pertinaces e inhóspitas, hacen sonar su desabrido remedo de silencio, de manera atronadora, permitiendo que crezca el amplificador hiriente desde la procelosa Ciudad del Cabo. Ese mugido tenebroso, entreverado de estampida en la sabana, permite soñar el opaco galope de las reses desbocadas y el crujido astilloso, de irreparable destrozo, de miles de cañas que se quiebran a sus pies.

Han pasado las horas tediosas de la tarde y en la Planta Tercera comienzan a conmutarse los televisores. Un chico con el carnet de identidad sospechosamente en litigio, contempla el ir y venir de los acontecimientos antes del pimer silbido. Tiene los ojos brillantes, luminosos, chispeantes y atentos como los de los vivaces cachorrillos, las alimañas astutas y los furtivos en vigilia. Pero poseen el candor inocente de la tentación sin estrenar.

Se encrespan los hímnos y se inicia el sucinto ritual de banderines y saludos. Suena el timbre. (¿Tampoco ahora pueden respetar esta cita importante?) Pasa un indiscreto carro de curas, haciendo tintinear toda la chatarra desconcertada. “¿Y tú que serás de mayor?”.“Mire, yo quiero ser un buen carrilero, para llevar mucha plata a los sacos de los ñaños, de los amigos y de mis papis. Y si somos más amigos con ustedes, poder llenar tambien sus bolsos”.

El hombre postrado en el lecho sonríe la ocurrencia del chico.

“Pero tú no necesitas dinero; lo que debes hacer es jugar bien”

Grita el silbato y la diabólica pelota extraterrestre bautizada por el Diablo Meridiano "Jabulany", con incontrolados rebotes de "rugby" y cabriolas de barbecho, se pone en movimiento.

“Yo ya juego bien, y más que lo haré. Yo solo rezo y rezo para ganar bien de plata y no quedarme “chiro” como esos desgraciados que se quedan sin plata, sin oficio y sin ya poder hacer lo que sabían. Que eso sí es bien reféo, compadre".