sábado, 3 de julio de 2010


VIAJE AL OTRO MUNDO (2)




NORMALIDAD EN LA TERCERA


Cielo bochornoso, diluído y sucio como de aguatinta.
Baja un punto el termómetro, y los municipales, los pájaros y los ancianos ociosos de los pretiles de la solana –que aquí llaman “carasoles”--, se esconden de la vista por temor a imprevistos.

Pero no creo que llueva ni refresque.

El viento ya pasó; crece la calma; los hortelanos viejos se quejaban de la informalidad del agua, cuando caía, y de la diligencia del aire: “¡Aquí ya se sabe: cuatro gotas y cetrín”-- solía rezongar el tio Izquierdo.

Un sopor tenso se derrama desde los tejados y las terrazas blancas del Hospital.

En la 300 demandan colaboración para una endoscopia, entre nutridas chanzas de mozos sanos que aguardan el domingo.

En el “box” de enfermería piden una ambulancia, nadie sabe si aún de ida o ya de vuelta. Ni si significa una clausura o una redención. Mientras, el cielo aborrascado –casi siempre tan transparente y tan azul-- está cayendo en grises.

Va a ser un atardecer normal.

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