jueves, 23 de septiembre de 2010

Música de las estrellas.


A fuerza de desconfiar de la bondad y la inteligencia del Hombre, resulta difícil reconocer que “ese angel con grandes alas de cadenas” que cantaba Blas de Otero, posee, junto a la despreciable escoria original, cierto destello de divina inteligencia que lo redime.

No voy a referirme por ello a la comedia musical americana. Quiero hablar de algo anterior. O posterior, según se mire. Estoy pensando en la intuición, no se si matemática o mística, de unos hombres extraños, mal vestidos y proscritos, que no podían cubrirse de lana, ni atizar el fuego con hierro, ni comer habas o carne, ni recoger lo que se les cayese al suelo. Me refiero a “los pitagóricos” –pues no se sabe a ciencia cierta si existió Pitágoras el del teorema--, que fueron los primeros en adecuar su vida a su pensamiento, en identificar al Ser con los números y en llamar filosofía a la actividad destinada a alcanzar la verdad mediante el ejercicio de la razón y la sabiduría. Veamos.

La cosa empezó con una manzana que, al caer, sugirió a Newton el principio de la gravitación universal. Después se descubrió el magnetismo y la electricidad y su parentesco con el electromagnetismo con Faraday y Clark Maxwell. Se supo luego que los átomos no eran las particulas mas pequeñas --”a-tomein”-- sino los electrones en torno a los que giran los protones y los neutrones en órbitas similares a las celestes.

Newton ya no podía explicar ciertos fenómenos y Einstein concibió una teoría del espacio y el tiempo integrados en una suerte de malla elástica, a partir de la intuición de que lo infinitamente grande debía de corresponderse con lo infinitamente diminuto. Y comenzó a soñar en una ecuación que diera razón de Todo, para conseguir la Unificación de la Física.

De ese modo la manzana que caía a los ojos de Newton, explicaría la gravitacion de los planetas, la mecánica quántica y la voracidad de los Agujeros Negros capaces de absorber, en un punto, no solo los cuerpos celestes sino la luz.

En vista de que no pueden existir dos realidades opuestas --la newtoniana y la einsteniana-- parece que la síntesis se operaría en lo que se ha dado en llamar Teoría de Cuerdas, en cuya formulación se trabaja desde los últimos años del genio bávaro de Ulm, (considerado autista y retrasado mental en su infancia). Ello implicaría una realidad vibratoria de once dimensiones y un descubrimiento estupefaciene recién avanzado por la NASA, que ha detectado que los planetas emiten sonidos. Lo que nos pone a los pies de los filósofos pitagóricos, que hablaban de la armonía celestial o música de las esferas ya en tiempos de Zoroastro.

Todo un homenaje a la Inteligencia.


Darío Vidal
23/09/2010

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