sábado, 18 de diciembre de 2010

Dónde está Bladley Manning


A lo mejor no se quedaron ustedes con la copla. Pero es la mas importante del mundo porque se trata de la libertad. Y si nos falta la libertad, ya podemos apagar la luz.

Cuando estos días debatíamos sobre Julián Assange y el tufo que ha desatado la filtración de “cables” de la tan impropiamente bautizada “inteligencia” diplomática de los EE. UU. no nos referíamos a una frivolidad televisiva del “cuore”, sino a un tema capital para el recto gobierno de las naciones.

Parece que la presión de algunos gobiernos, la voluntad de la mayoría de los ciudadanos y la insistencia dramática de los periodistas que defienden la transparencia de la gestión política, siempre en entredicho, van a conseguir que el informador informático Assange recobre la libertad, en peligro por una pueril acusación de incontinencia sexual, tan convincentemente urdida como la de la deuda de diez dólares de Al Capone al fisco norteamericano, para meterlo en la cárcel.

No se trata de defender a los periodistas asediados como nunca por ciertos poderes, sino de luchar por todos nosotros, por los individuos anónimos y por cada uno de los valientes que se ponen en riesgo por denunciar un desafuero, un atropello o un crimen, que son los más vulnerables y silenciosos.

Puede que Julián Assange, que se ha arriesgado por los ciudadanos de la calle con sus peligrosas filtraciones en WikiLeaks, esté lo bastante protegido de momento, pero qué sabemos del soldado Bradley Manning, perdido en la intrincada “manigua” de los treinta y tantos Servicios Secretos norteamericanos.

Dicen que se halla en Quantico (Virginia) cumpliendo pena de “detención en régimen de aislamiento, sin sábanas, almohada ni jergón, en condiciones de trato cruel e inhumano que pueden ser calificadas de tortura”, acusado de traición al Estado por haber filtrado documentos clasificados para el portal de Assange.

No es ya Colombia, Afganistán, Iraq, Méjico ni las dos docenas de naciones que persiguen, detienen, torturan y asesinan a la personas que se arriesgan por la libertad de los ciudadanos. Son los propios EE.UU los que quieren que callemos.


Darío Vidal
18/12/2010

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