Una noche de enero viajaba yo con dos de mis hijos para atender una de esas urgencias que tienen los chicos a los quince años y al llegar a una curva en la que la aguja no se molestaba ni en marcar la velocidad, el coche comenzó a desplazarse muy lentamente apuntando a un pequeño precipicio. Me dio incluso tiempo de decir que nos íbamos a caer y que verificasen la tensión de los cinturones. A aquella velocidad no actuaba el volante y nos deslizamos torpemente hacia la cuneta donde comenzamos a dar perezosos tumbos por el terraplén.
Cuando llegamos al puesto de la Guardia Civil, nos acogieron con la comprensión de quien conoce la historia. “Qué ¿ha sido otra vez en la curva del 322? Yo no sé por qué cojones no la suprimen de una puta vez, hombre, que ya vale”. Supe entonces que el dicho punto negro se cobraba un muerto casi cada mes aparte de los heridos y los vehículos accidentados. “Si no se han hecho nada, alabado sea Dios”. Pero el coche... “Al coche que le den po'l saco. Coches hay muchos pero usted no tiene repuesto para sus hijos”,-- me tranquilizaban.
Mis hijos no llegaron a su cita del día siguiente, yo perdí un coche caro y bonito que no había cumplido aún los seis meses, y al cabo de un tiempo tuvimos un juicio pese a que no hubo “terceros” y no nos habíamos roto el esqueleto.
Como oí en la sentencia que el atestado atribuía la salida de la calzada a exceso de velocidad, en las alegaciones dije que no compartía el dictámen de la benemérita y que yo atribuía el accidente a que la curva tenía un radio de giro mas corto a la salida que a la entrada y a que, además, estaba peraltada al revés, causas que explicaban la frecuencia de accidentes en aquel punto.
De nada sirvió mi testimonio, como todos supondrán, pero he aquí que la Dirección General de Tráfico --que debía ser de Tránsito-- ha descubierto que una forma de mitigar el paro galopante pudiera ser reconocer sus culpas. Y así acaba de declarar que en España hay 760 puntos negros --que son sin duda muchos mas-- y que Fomento se va a poner a la tarea de enderezar curvas y rellenar baches. No se sabe si con la cooperación de la “gafe” triste y malcarada de la Malena Álvarez, capaz de hacer brotar montículos de los baches, que no se que es peor, o contando con un nuevo gestor, que no será, porque el Visorrey de Al Aldalus quiere pagarle en Madrid su probada amistad
Ni Obras Públicas/Fomento, ni Interiór/Gobernación/Guardia Civil rectificarán sus sanciones, ni reconocerán que las infraestructuras han de ser impecables antes de ponerse a multar, ni por supuesto resucitara a los muertos o indemnizará a los familiares de los fallecidos, que eso no es cuestión de taumaturgia sino de buena voluntad de la Administración.
Está bien que se actúe contra los irresponsables, los borrachos y sobre todo los drogadictos colgados. Pero antes el Gobierno debería haber actuado en la red de carreteras de modo que ningún accidente fuera imputable a negligencia por su parte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario