Un amigo del bolivariano Hugo Chávez I de Venezuela, el inefable presidente de Bolivia Evo Morales al que una masa azabache de pelambre sin frente recalienta con frecuencia los circuitos cerebrales, acaba de iniciar una hazaña de “Guinnes”: se trata de una sonora e imaginativa huelga al revés. Una ocurrencia sin precedentes. Algo parecido a la descerebrada protesta de algunos jueces españoles contra la Justicia. O sea que, en lugar de una acción airada y coactiva de los ciudadanos contra el Poder para exigir equidad, ha ideado la presión inversa --con huelga de hambre incluída--, para ablandar a ciudadanos y parlamentarios con objeto de que le otorguen el Poder para un mandato vitalicio, como ha logrado su amigo Chávez. Coacción frente a libertad.
El mandatario filo-bolivariano de Bolivia acusa a los peones de los oligarcas de bloquear en el Congreso la aprobación de la Ley Electoral que acaba de ocurrírsele. Pero es lamentable que un hombre que tantas esperanzas despertó, las malogre de este modo y pierda el norte hasta acabar con la Democracia que tantas veces ponderó y que le permitió llegar a una posición que nunca hubiera soñado. Cuando sus estultos asesores, mediocres, desinformados e ignorantes, consigan que el pueblo se vuelva contra él, el país habrá perdido una ocasión tal vez única y acaso irrepetible, de progresar hacia la madurez política, la justicia social y la gobernabilidad.
Evo Morales parecía que iba a suponer un cambio radical en el perfil de la nación, en la concepción del Estado y en su orientación política, dando voz por primera vez en la Historia a los aborígenes “quetchua” y “aymara” hasta esta hora apartados de las decisiones, de la realidad nacional y del mundo. Por eso convendría aconsejarle que no persevere en la caudillista megalomanía totalitaria de los impotentes y prevenirle de que los reformadores pueden equivocarse pero no deben consentirse deslices, so pena de que aquellos a quienes incomoda el cambio tergiversen las ideas, y mezclen y confundan lo bueno con lo malo. “Ya viste a Evo: todo lo que quiere es continuar”.
Qué ocurrencia la de sustituir la demanda razonada del voto ciudadano por el chantaje de “si no me votas me mato”. Que esperpento. ¿Va a dejarse morir en el intento? ¿acogotará a los diputados que no se allanen a su proyecto, o se coronará Rey de Bolivia en rebeldía contra el pueblo? “Qui lo sa”. Pero queda claro que ser jefe de clan no capacita necesariamene para serlo de Gobierno. Son cosas distintas.
No pierda pie, Evito, que se mata; no vacile que va a arrastrar a su gente y su futuro. Evo, Evito: evítelo.
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