El pasado 5 de mayo me refería, en un artículo que titulé “Purga de funcionarios”, a la inexplicable y creciente plétora de empleados públicos que se está produciendo en España. No tenía entonces noción de la noticia que iba a aparecer hoy sobre esa progresión escandalosa y tercermundista que lleva a blindar el futuro de familiares, amiguetes y votantes de políticos corruptos, que fidelizan para su “causa” a estómagos agradecidos, con enchufes para toda la vida. Hablaba en aquella ocasión de lo caro que resulta el opulento Estado Autonómico en tiempos de tribulación y me refería a la contradicción flagrante de una sociedad en crisis, renqueante y con las competencias transferidas a las autonomías, que sin embargo se carga de oficinistas vitalicios –probablemente incompetentes dadas las condiciones de acceso--, pero inamovibles e intocables.
¿Pueden explicarnos que después de la descentralización administrativa y política no vaya sobrando personal en los ministerios, en sus delegaciones territoriales, en las diputaciones provinciales, en los viejos gobiernos civiles rebautizados, y en las instituciones afines? ¿Y es capaz de entender alguien que, además de permanecer los funcionarios en las oficinas sin función, se incremente de día en día el número de empleados de las administraciones?
Probablemente no, aunque sea explicable cuando el alguacilado es el propio alguacil. Y cuando una sociedad, perdida la esperanza, urge a los hijos a ponerse a salvo asiendose a las ubres del Estado, por aquello de que nunca quiebra. Pero lo grave sin embargo, es el acogimiento de los allegados, a la sombra de un cargo, más allá de lo que éste dure.
Cerca de dos millones de trabajadores se fueron al paro el año 2008, mientras el número de funcionarios aumentó en 156.300. Un verdadero ejército. Y mientras las empresas públicas han reducido en 9.400 sus plazas (además de 6.100 de la seguridad social y otros 5.500 de otros destinos) los ministerios las han aumenado en 14.300, y en 2.000 las autonomías.
Desde hace un año, en que el crecimiento económico era del 2,7%, al actual en que hemos descendido al 2,9% negativo, el número de funcionarios de los ministerios ha aumentado en 41.800 más; el de las administraciones autonómicas en 90.300 más, y el de los ayuntamientos –algunos de ellos en “quiebra técnica”-- en 37.000 más. Entonces, hace solo un año, el 19% de los asalariados pertenecía al sector público; un año después es el 22%. salvo en Extremadura que es el 32,5%.
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