jueves, 14 de mayo de 2009

TRAICIÓN Y EXTRADICIÓN


En el Ejercito decían que es mejor carecer de información que tener noticias falsas. Es algo con lo que convenimos también los periodistas. Del mismo modo que es preferible estar solo, que confiar en amigos que no lo son –“mejor solo que mal acompañado”--. refiriéndose a esa situación dijo alguien que “con ciertos amigos no hace falta ya tener enemigos”. Debió pensar lo mismo el Conde de Romanones cuando, después de haberle prometido la Academia que apoyarían su candidatura, no obtuvo ni un solo voto. Aunque el prócer no hizo ulteriores comentarios; se limitó a exclamar con amargura: “¡Joder, que tropa !”

Mas triste fue la fraternidad de los franceses de la III República, que hacinaron a sus correligionarios españoles, hambrientos, enfermos o heridos, y llenos de miseria, en la playa de Argelés sur Mer el año 1939, bajo la custodia de soldados senegaleses para que no escaparan. Aunque nosotros tampoco estamos libres de culpa porque después de la “descolonización” vergonzosa de Ifni, abandonamos al pueblo saharaui a su suerte, contra su inclinación y su voluntad, y lo condenamos a la arbitrariedad, la vejación y las agresiones marroquíes, permitiendo que viviese exiliado en su propio territorio. Así es que pusimos todas las condiciones para el genocidio.

Me recuerdan todos esos tristes episodios la más que probable extradición a Turquía de los asilados kurdos Remzi Kartal y Eyup Doru. Si esa entrega se consuma, un Gobierno que se cisca en los derechos humanos puede hacerles un recibimiento solemne bajo la acusación de “terrorismo”. Creo que fue Roosevelt quien afirmó que “solo una cosa era peor que ser enemigo de los EE.UU.: ser su amigo”. Claro que la ingratitud tal vez no sea condición exclusiva de los yanquis, sino una destilación maloliente y perversa de la condición humana, porque en mi tierra se dice que “en Aragón, a buen servicio mal galardón” como si la desmemoria fuera privativa de ella.

No voy a entrar en la justicia o la oportunidad de la concesión de un estatuto de refugiado político a un ciudadano extranjero, pero querría creer que los gobiernos de Francia y de Bélgica han estudiado exhaustivamente los casos de uno y otro antes de adoptar tal decisión, y que el hecho de que Remzi Kartal esté en posesión del Premio Sajarov de la Unión Europea, aleja de él toda sospecha de terrorismo, cargo que les imputa el Gobierno de Ankara. Aparte de que su entrega supondría un incumplimiento de la Convencion de Ginebra por parte de España. Dar cobijo a quien se acoge rectamente a un refugio, es más que un deber de hospitalidad. Por eso defraudarle es una deslealtad y un crimen.


www.dariovidal.com

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