-"Oiga ¿tienen alguna vacuna para la moral? Es para aplicársela a a las llamadas autoridades sanitarias, que la tienen muy deteriorada por el roce y el contacto con la Industria farmacéutica”.
Si tuviésemos alguna duda sobre el buen juicio de la especie humana, se disiparía en cuanto reparásemos en el comportamiento que observa en relación con las vacunaciones, que son una de las principales fuentes de ingresos estacionales de los laboratorios. Veamos: el “stock” de vacunas del que disponemos es de la campaña anterior; mas las cepas mutan cada temporada de modo que lo que ha quedado en los almacenes no sirve para nada. Sin embargo es eso lo que nos inoculamos para prevenir el nuevo brote, ya que la vacuna nueva no suele estár disponible hasta el final del invierno, cuando todos se han vacunado con un producto inservible, o han sufrido la epidemia.
Pero hecha esta observación, queria referirme a un comportamiento protagonizado por el Gobierno alemán que induce a la perplejidad. La gente de la calle, al parecer, va a ser tratada con el famoso “Tamiflú” producido por los laboratorios del dúo Donald Rumsfeld--George Bush que, entre otras secuelas graves, puede dejar desarreglos neurológicos y que fue tan efectivo en el episodio de las vacas locas, la gripe aviar, y otras epidemias inventadas con la bendición de la Organización Mundial de la Salud y la Agencia Europea del Medicamento, que fue retirado por nocivo. Y mientras la población va a ser sometida a ese tósigo de alto riesgo, con la consabida disciplina germana, el Gobierno, los funcionarios y el Ejército serán medicados con un producto limpio y sin riesgos. Una propuesta cínica, impudica y obscena de la ministra de Sanidad, Ulla Schmidt, que entre otras cosas, utiliza el coche oficial de 93.000 euros para irse de vacaciones.
No se trata de una anécdota. Ni de un chiste como aquel del saudita que castraba a sus esclavos para que estuviesen mas fuertes y lucidos (“¿Y cómo lo haces?” “Yo mismo, con dos piedras”. “Pero eso debe hacer mucho daño”.“¡Hombre, si no llevas cuidado y te pillas los dedos duele bastante!”) Se trata de un episodio que da idea del nivel moral y el grado de compromiso de nuestros dirigentes, o de algunos de ellos. Estos son los que dan de comer las sobras de su mesa a sus empleados domésticos, los que echan impunemente de la “Opel” de Figueruelas --despues de haber cobrado ayudas y subvenciones del Gobierno de Aragón durante años--, a los obreros que tanto le han rendido y siguen produciendo a plena satisfacción
Aunque no hay mal que por bien no venga: de este modo puede que les condenen al hambre pero no los mataran de iatrogenia
Darío Vidal
22/10/2009
Si tuviésemos alguna duda sobre el buen juicio de la especie humana, se disiparía en cuanto reparásemos en el comportamiento que observa en relación con las vacunaciones, que son una de las principales fuentes de ingresos estacionales de los laboratorios. Veamos: el “stock” de vacunas del que disponemos es de la campaña anterior; mas las cepas mutan cada temporada de modo que lo que ha quedado en los almacenes no sirve para nada. Sin embargo es eso lo que nos inoculamos para prevenir el nuevo brote, ya que la vacuna nueva no suele estár disponible hasta el final del invierno, cuando todos se han vacunado con un producto inservible, o han sufrido la epidemia.
Pero hecha esta observación, queria referirme a un comportamiento protagonizado por el Gobierno alemán que induce a la perplejidad. La gente de la calle, al parecer, va a ser tratada con el famoso “Tamiflú” producido por los laboratorios del dúo Donald Rumsfeld--George Bush que, entre otras secuelas graves, puede dejar desarreglos neurológicos y que fue tan efectivo en el episodio de las vacas locas, la gripe aviar, y otras epidemias inventadas con la bendición de la Organización Mundial de la Salud y la Agencia Europea del Medicamento, que fue retirado por nocivo. Y mientras la población va a ser sometida a ese tósigo de alto riesgo, con la consabida disciplina germana, el Gobierno, los funcionarios y el Ejército serán medicados con un producto limpio y sin riesgos. Una propuesta cínica, impudica y obscena de la ministra de Sanidad, Ulla Schmidt, que entre otras cosas, utiliza el coche oficial de 93.000 euros para irse de vacaciones.
No se trata de una anécdota. Ni de un chiste como aquel del saudita que castraba a sus esclavos para que estuviesen mas fuertes y lucidos (“¿Y cómo lo haces?” “Yo mismo, con dos piedras”. “Pero eso debe hacer mucho daño”.“¡Hombre, si no llevas cuidado y te pillas los dedos duele bastante!”) Se trata de un episodio que da idea del nivel moral y el grado de compromiso de nuestros dirigentes, o de algunos de ellos. Estos son los que dan de comer las sobras de su mesa a sus empleados domésticos, los que echan impunemente de la “Opel” de Figueruelas --despues de haber cobrado ayudas y subvenciones del Gobierno de Aragón durante años--, a los obreros que tanto le han rendido y siguen produciendo a plena satisfacción
Aunque no hay mal que por bien no venga: de este modo puede que les condenen al hambre pero no los mataran de iatrogenia
Darío Vidal
22/10/2009
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