miércoles, 28 de octubre de 2009

"Que inventen ellos"


Nuestro país goza del dudoso privilegio de rechazar investigadores. Sí, ya sé que saben que a nuestros jóvenes estudiosos, nuestros universitarios “emprendedores” que no se conforman con lo que saben y quieren arañar sus secretos a la Ciencia, no les hacemos ningún caso y que cuando Zapatero se decide a recortar presupuestos comienza restringiendo las partidas para Investigación, lo que es como ahorrar en el chocolate de loro que, como todo el mundo sabe, no lo prueba mas que el día de su santo por la tarde, cuando se acuerda.

No se trata ya de desdeñar, rechazar y menospreciar a nuestros mejores cerebros y la mayor riqueza en ciernes. Es mucho más. El Gobierno --cuyo presidente ha dicho, sin pensar lo que decía, que había que sustituír la filosofía del ladrillo por la de la Investigación--, está poniendo dificultades a los científicos extranjeros con experiencia y un decoroso "currículum”, que desean instalarse aquí. Al revés de lo que hacen el resto de los países del mundo. A pesar de ser atraídos por campañas de captación, no les informan de los requisitas que necesitan para instalarse y que les contraten, cobran poco y no les dan facilidades para que traigan a sus familias.

Aunque en eso le doy la razón a Zapatero, porque si viven tan colgados de las nubes que no saben que los de aquí tienen que “pedir asilo” en otras latitudes, es que son incapaces de investigar esos datos elementales, y mejor que no vengan. Se puede ser bienpensado pero no candoroso.

Como si poseyéramos una nómina abrumadora de “premios Nobel”, nuestros políticos, que raramente han leído un libro, desprecian cuanto ignoran. Es lo normal. Aunque parezca un chiste, este invierno le preguntaba a un niño qué prefería que le regalase para su cumpleaños, y como él parecia no decidirse (mmm..! mmm..!) le sugerí de la manera más incitante: “¿Y un libro? ¿Qué te parecería si te regalase un libro?” Y mi joven amigo me interrumpió con alarma: “¡Pero, hombre, si ya tengo uno!”

Pues lo mismo sucede con el Gobierno –o nuestros gobiernos-- en relacion con quienes son capaces de producir mas riqueza que todas las empresas de España juntas, al revés de lo que ya están haciendo en otros sitios. “¡Que inventen ellos!”-- dicen los ministros de Educación emulando al paradójico paradojista don Miguel de Unamuno, a quien nadie entendió el sarcasmo.

“No no vengan;--dicen alarmados los guías de nuestra Cultura, aunque sin pizca de ironía-- no vengan que ya tenemos demasiados”. Los españoles nos comportamos como aquel asno al que hacían obispo y lloraba.

De modo, amigos, que “a quien por su gusto duerme en el suelo no hay que tenerle duelo”. Cada cual está donde merece.

Darío Vidal
28/10/2009

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