sábado, 31 de octubre de 2009

Sírvase usted mismo


Un portavoz del Ministerio de Defensa me devolvió ayer la paz de espíritu cuando aseguró que el armamento que llevarán los pesqueros en el Índico, no será ofensivo sino autodefensivo. Eso supondrá, imagino yo, que los hombres –que no serán militares-- iran armados solo para asustar. (“¡Uy, no asuste tanto, que esta vez casi me muero del susto!” “¡Disculpe pero es que últimamente no me autodefendía casi nada y sus piratas se pitorreaban de nosotros!”.

Este diálogo que pudiera ser parodia de mi admirado "parodista" Miguel Gila, serviría de texto para un “sketch” sobre unos piratas que dan piruletas a los niños y “una ONG armada” que obsequiaría con ron a sus asaltantes, por si habían cogido frío con el relente de la noche. Enternecedor. Y si no fuese grotesco, nauseabundamente hipócrita. Cuando hay una ensalada, nadie mira quien ha comenzado. Ni gente formada como los militares. Imagínense a los contratados a tanto la bala. A no ser que en este ejército amateur no lancen balas sino matasuegras.

Así que no nos vengan con milongas de buenos y malos, ni nos vendan chatarra de vaqueros abnegados que invitan a los malos a disparar primero, a ver si les agujerean el sombrero y el relleno. La ministra de Defensa y sus asesores (¡qué risa!), que no han hecho “la mili” y no han asistido ni a los ensayos de la guerra --no hablemos ya de fuego real--, no pueden decir la simpleza de la autodefensa. Esa majadería no tiene ningún sentido cuando uno se juega el hato. Y mas si no se envían militares para defender a los pescadores sino que se alquila a hombres armados. ¿Cómo puede el Estado sacudirse el polvo así? ¿De qué modo consiente una nación de principios del siglo XXI, con ejército y armemento propios, que alguien haga leva de gente de armas, como el Cid en el siglo XI, y algún malandrín rezagado del medievo como Donald Rumsfeld?

La Administración Bush, que retrasó de dos a tres siglos el reloj de la Historia aboliendo el Derecho Inernacional, la Convención de Ginebra y no se cuantas garantías, cuando menos teóricas –y por eso pudo ser--, hizo posible una lectura del liberalismo fundado en la agresión, en el principio de la chapuza, y en la filosofía de Ikea."¡Haga lo que quiera y hágalo usted mismo!” ¿Las dimensiones, las medidas, los calibres y los pesos? Sírvase usted mismo”.

Esto puede resultar útil y gracioso para los Boy Scouts en sus jornadas de supervivencia, pero supone la demolición de las normas y del respeto mutuo cuando se interactúa con otras sociedades evolucionadas a las que repugnan las torturas, las prisiones secretas y el gangsterismo de Estado. No vale el sírvase a si mismo.

Darío Vidal
31/10/2009

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