miércoles, 4 de noviembre de 2009

Descrédito de la Evidencia






A nuestros ojos no es evidente ya ni la Evidencia. Estamos en tiempo de descreencias, en trance de apostasías, en vena de agnosticismo. ¿Cómo no vamos a estar en crisis?

Tal vez lo que mejor define la época que dejamos atrás es aquella anécdota que me relató Santos Torroella sobre el dignísimo minero asturiano cenetista y ateo, al que ponían como condición para embarcar en Gijón con su familia camino del exilio, que se hiciera de la Iglesia Evangélica. “¡Con que no creo en la religión católica, que es la única verdadera, y voy a hacerme de una falsa!”-- se negó, haciendo sin saberlo la más conmovedora profesión de fe. Ahora ya no. Ahora todo ha cambiado y podemos decir de modo acomodaticio --y casi sin gota de cinismo-- lo que Groucho Marx al concluir la exposición argumental de una tesis: “Estos son mis principios..... ¡Aunque si a usted no le gustan tengo otros!

Hasta anteayer, en los años de colegio y en los tiempos de Universidad, nos movíamos en el terreno de las evidencias inamovibles y dogmáticas. Y decían nuestros abuelos que la palabra de un hombre era sagrada. No había contratos, ni pagarés ni firmas vinculantes. Yo viví una vez esa noble experiencia con una vieja chamarilera apodada por la envidia “Carmen la Lela” y que ahora acaba de dejarnos, cuando al poco de cerrar un trato vinieron a ofrecerle más de lo que yo le daba. “Yo he dado mi palabra y el asunto está cerrado”,-- dijo con firmeza.

Qué les voy a decir de ahora si las promesas no tienen valor, los compromisos firmados no obligan, el deshonor no intimida y la carcel no disuade. Cuando se dice que la Democracia se sustenta en la confiamza mutua, temo por el futuro que nos aguarda. Y lo mismo diría del valor epistemológico de los criterios de veracidad. Hasta ayer mismo, una imagen valia más que mil palabras. Pero la humana tentación de manipular la realidad y la tendencia invencible a adueñarse de la evidencia, ha inventado el Photo Shop. En los Libros Sagrados se dice “está escrito” para encarecer la credibilidad de un aserto; mas tarde recurrimos a “lo he visto con mi propios ojos”.

Mas en nuestros días la manipulación fotográfica por medio del ordenador nos ha despojado de los criterios de certeza. En pocos días hemos visto difamatorios vídeos falsos; un niño “raptado” por un globo en Estados Unidos; la caída de un meteorito que no era tal en Puno (Perú) y dos aviones de combate que daban alcance y abatían a un OVNI sobre el mar. Eso sin contar con la manipulación de las imágenes subliminales como las del “rottweiler” atacante del PP.

Con el descrédito de la imagen hemos perdido la postrera certeza y la última fe.

Darío Vidal
04/11/2009

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