martes, 3 de noviembre de 2009

Juegos de manos



Si alguna iniciativa cuenta con mi apoyo, es la lucha contra el cambio climático. Pero me parece inaudito que la vicepresidenta De la Vega prometa a la comunidad internacional –o a los votantes-- cantidades de millones de euros --creo que ésta vez cien-- para combatirlo. Y así, sin encomendarse a Dios ni al diablo, sin anestesia, en un arranque, en un repente chulesco, y como cuando uno juega de farol. ¿Pero dónde está ese dinero? ¿Quién es quién para ofrecerlo en el áspero “tsunami” de la crisis y cuando hay más de cuatro millones de ciudadanos en paro, sin oficio ni beneficio, ni esperanza de hallar un asidero?

No hay día que Zapatero no ofrezca, prometa o anuncie créditos, subvenciones y dádivas. O que no libre generosas sumas sin dar cuenta de ello, sobre todo ahora que le ha cogido el gusto a las relaciones exteriores como sucede a todos los presidentes en su segundo mandato, hasta organizar fiestas incluso a las lesbianas y los gays de Zimbabue, como ustedes recordarán. Que para mi que se trata de cuatro manguis insolidarios que viven de bóbilis y no votan a la izquierda, porque los zimbabueses o zimbabueños realmente depauperados que, cultivando un poco de maíz, soja o tabaco, con una inflación del 586 % anual y bajo la tiranía de Mugabe, sobreviven con un bocado de mango, unos sorbos de leche y de milagro, no deben tener tiempo de hacerse maricones. Pero si lo tienen ustedes, dediquen un momento a mirar las listas de entidades y asociaciones clientelistas –o clientelares-- a las que va a parar nuestro dinero.

Es escandalosa la liberalidad con que disponen, desde Zapatero hasta el último mono, del peculio de los españoles y lo bien que se hace fuego con pólvora del Rey. No importa que estemos más quebrados que “Lehman Brothers” ¿Será por dinero? Material bélico de última generación, munición inteligente, logística avanzada, tropas altamente cualificadas, ministerios de Igualdad con bibianas aído, gobiernos regionales con ministrillos, senadetes, funcionaricos, embajadores y policía, y ancha es Castilla (con perdón) ¡Lo que haga falta!

Pero, señor presidente, si estamos arruinados; si compramos “al fiado” como los agricultores del siglo XIX; si cada día nos endeudamos más. Mire usted, señor presidente de mi alma, que si no tiene una paloma oculta en la chistera, que si no hace aparecer una carta de algún sitio, que si no es experto en prestidigitación, que si no hace trampas, no va a poder salir usted de ésta y nos van a llavar de la oreja al trullo. Mire usted que en esta tierra hemos sido pobres pero honrados. No nos deje usted con el tafanario al aire por su mala cabeza, que nos moriremos de vergüenza.

Darío Vidal
03/11/2009


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