La libertad de expresión está haciendo estragos en eso de la Meteorología. Y no hay quien se ponga de acuerdo. Pero si antes achacábamos los deslices del Hombre de Tiempo a desinformación, no tenemos hoy motivo para culpar de nuestro desconcierto a la falta de recursos. Más bien será que “cada maestrico tiene su librico”.
Ayer, unos horas después de anunciarnos un fin de semana soleado y otoñal, nos alertaron de que los vientos del sur se iban a dar de bruces con una masa de gélido aire ártico que iba a aguarnos la plácida despedida de la estación. Y hoy todas las emisoras y cadenas han porfiado por ver quien nos metía más miedo en el cuerpo.
En los sucesivos boletines de noticias desde el de las 7 de la mañana nos han anunciado temperaturas máximas por debajo del cero. Algunos han vaticinado incluso hasta los diez negativos. Y al atardecer la temperatura seguía cayendo en RNE hasta alcanzar guarismos tan siberianos como los veinte bajo cero. Y la parroquia se tentaba la ropa rezando jaculatorias, porque una cosa es lo que diga la radio y otra muy distinta lo que anuncie la tele aunque sea de la misma empresa, dónde va a parar. Ah, la credibilidad de la palabra. Y el crédito de haber escuchado con los propios oídos una noticia fiable e indiscutible. En “El Tiempo” de Mónica López en TVE no se ha llegado a esas cotas pero se auguran los menos 15 grados.
¿Pero, Señor, no es posible llegar a un consenso? Luego nos quejamos de que la Cumbre del Clima acabe como el rosario de la aurora que es como hoy ha concluido. Porque si desorienta la disparidad de opiniones entre la competencia, lo de que discrepen las radios y las televisiones de la misma casa, socava los últimos vestigios de crédito.
Una cosa era reunirse mirando al cielo para opinar. “Creo que mañana habra que coger bufanda”. “Este invierno vamos a encontrarnos pingüinos en las calles...” “Pues mira como esta el cielo y ya se sabe que cuando el grajo vuela bajo...” Y otra cosa es descreer de la Meteorologia, de la Estadística, la Física y la Matemática, porque eso ya es dudar de la Ciencia y poner en cuestión los cuatro Evangelios.
Sera científicamene poco serio, pero en estos casos convendría llegar a un consenso para acertar o equivocarse todos.
Darío Vidal
19/12/2009
Ayer, unos horas después de anunciarnos un fin de semana soleado y otoñal, nos alertaron de que los vientos del sur se iban a dar de bruces con una masa de gélido aire ártico que iba a aguarnos la plácida despedida de la estación. Y hoy todas las emisoras y cadenas han porfiado por ver quien nos metía más miedo en el cuerpo.
En los sucesivos boletines de noticias desde el de las 7 de la mañana nos han anunciado temperaturas máximas por debajo del cero. Algunos han vaticinado incluso hasta los diez negativos. Y al atardecer la temperatura seguía cayendo en RNE hasta alcanzar guarismos tan siberianos como los veinte bajo cero. Y la parroquia se tentaba la ropa rezando jaculatorias, porque una cosa es lo que diga la radio y otra muy distinta lo que anuncie la tele aunque sea de la misma empresa, dónde va a parar. Ah, la credibilidad de la palabra. Y el crédito de haber escuchado con los propios oídos una noticia fiable e indiscutible. En “El Tiempo” de Mónica López en TVE no se ha llegado a esas cotas pero se auguran los menos 15 grados.
¿Pero, Señor, no es posible llegar a un consenso? Luego nos quejamos de que la Cumbre del Clima acabe como el rosario de la aurora que es como hoy ha concluido. Porque si desorienta la disparidad de opiniones entre la competencia, lo de que discrepen las radios y las televisiones de la misma casa, socava los últimos vestigios de crédito.
Una cosa era reunirse mirando al cielo para opinar. “Creo que mañana habra que coger bufanda”. “Este invierno vamos a encontrarnos pingüinos en las calles...” “Pues mira como esta el cielo y ya se sabe que cuando el grajo vuela bajo...” Y otra cosa es descreer de la Meteorologia, de la Estadística, la Física y la Matemática, porque eso ya es dudar de la Ciencia y poner en cuestión los cuatro Evangelios.
Sera científicamene poco serio, pero en estos casos convendría llegar a un consenso para acertar o equivocarse todos.
Darío Vidal
19/12/2009
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