jueves, 24 de diciembre de 2009

Tontería navideña


No suelo glosar las ocurrencias, provocaciones y desencuentros que idean algunos para ulcerar viejas heridas y ahondar diferencias. Si alguien se pone a perorar de los Rokabilly contra los mods, o a ponderar a los heavy metal enfrentándose al movimiento punk, no puede extrañarnos que termine generando enfrentamientos. Sólo en Hyde Park Corner es posible discursear sujetando los puños y haciendo de la discusión un ejercicio de tolerancia sin apelar a la santa madre.

Pero el “batlle” de Barcelona señor Jordi Hereu, implicado en la dialéctica socialista de adelantar al nacionalismo rupturista por la izquierda, ha adornado la ciudad con luminosos que desean una Pascua feliz a propios y foráneos, en catalán, portugués, ruso, japonés, chino y árabe. Bien por el catalán que es el más próximo y entiende todo el mundo; mal por la omisión descortés del castellano en que se editan todos sus diarios exceptuando el “Avuí”, porque lo entienden y lo hablan todos los ciudadanos. Mas, para él, esa lengua común que cultivaron Boscán, D'Ors y Vázquez Montalbán, no tiene lugar sino entre los idiomas extranjeros, ignorando que más del setenta por ciento de los barceloneses de este momento, si no es más, provienen de la otra ribera del padre Ebro.

Desconozco el censo de portugueses --tan próximos y tan lejanos--, a que da cobijo nuestro cervantino y luminoso “Archivo de la Cortesía”, del mismo modo que ignoro el censo de rusos, japoneses y chinos, aunque es mejor excederse en amabilidad que pecar de grosería. De todos modos pertenecen a culturas que, en mayor o menor medida, conviven con el cristianismo. Lo que se me antoja una broma –y un sarcasmo desde su óptica-- es felicitar a los musulmanes por el advenimiento del Mesías, pese a la idílica Alianza de Civilizaciones que postula el arcangélico Zapatero. Porque solo pueden dialogar los afines aunque disientan, en tanto que hay culturas tan difíciles de conciliar como el agua y el aceite.

Por si no bastase con la imposibilidad de educar como occidentales a nuestros niños en sus países, ni transitar nuestras mujeres por sus calles sin el tocado musulmán, ni acceder a una iglesia, ni poder consumir alimentos habituales en nuestra dieta, mientras exigen en nuestra casa acatamiento a las maneras que importan, provocan como aquel que me dijo en un pueblecito de Lérida: ”La primera vez vinimos para verlo todo pero ahora llegamos para quedarnos”. Y entretanto, Al Qaeda del Magreb Islámico secuestra en Mauritania a cooperantes catalanes que luchan por su desarrollo. ¿Que piensa el señor Hereu?

Darío Vidal
24/12/2009

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