jueves, 8 de abril de 2010

La incógnita de Seseña


Al referirse al crimen espantoso de Seseña en que una adolescente de 14 años se enfrentó a otra de 13 hasta la muerte, nadie ha reparado en un dato tan pequeño como una muñeca, una insignificante niña de juguete hallada en algún sitio con cortes profundos entre el antebrazo y la mano, como si fuesen el esbozo, el anteproyecto, “la maqueta” o la fatal premonición de las heridas que sufría el cadáver de Cristina Martín abandonada aún con vida en la oquedad de la vieja yesería de Seseña (Toledo) por la muchacha que acabó con ella. Únicamente sabemos a estas horas que la llaman Chanel, es obesa, de vestimenta “gótica” y estética “gore”, aficionada a escenas e imágenes inquietantes, crueles y sanguinarias, cuyos padres inmigraron de Cuba, y que deseaba las atenciones de un muchacho por el que ambas disputaban. Un comportamiento que pudiera esperarse, si acaso, entre machitos que dirimen esas diferencias a bofetadas sin mas consecuencias que un ojo hinchado y alguna tumefacción sin pasar a mayores.

¿Qué pudo suceder que no nos expliquemos?

Pues que las chicas están asumiendo la violencia de la “super-women” de los vídeos y los “cómics”, y que se consumían en esa suerte de odio visceral –por fortuna pasajero-- que experimentan los varones de su edad, en ocasiones por idéntica competencia, lo que les había llevado a enfrentarse numerosas veces en la yesería, ya en privado ya entre colegas, sin que al parecer se disparasen las alarmas que alertaran a padres, autoridades y profesores, del calado de aquellos enfentamientos.

Las niñas dicen que se peleaban entre ellas en la yesería como suele suceder en el grupo que hace el botellón, pero que eso era lo normal y no podían pensar en un desenlace tan desproporcionado. Mas lo que sorprende es que algunos chicos han insultado a las compañeras de Instituto amigas de la fallecida. Algo insólito si esa actitud no se explica por un comportamiento conflictivo.

Pero hay otra cuestión que se me antoja muy alarmante. Hace muy poco, con el trasvase de población haitiana, dominicana y cubana a nuestro país, se ha detectado en España un ascenso desmedido del “vudú” y otras manifestaciones de distintas variantes de la “santería” y sus ritos mágicos. Es una lepra de las comunidades más iletradas que tiende a expandirse al abrigo del paro, de desánimo, la desesperación y la espera en soluciones favorecidas por la intervención de determinadas fuerzas sobrenaturales del inframundo. Los chicos del Instituto dijeron que Chanel daba miedo y ha aparecido cerca de ella una muñeca con las mismas lesiones que Cristina. No estaría de mas investigar su entorno familiar.

Darío Vidal
08/04/2010

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