Hoy es el Día Internacional de la Libertad de Prensa. O sea, el día glorioso de la libertad. Porque la libertad no puede fraccionarse, parcelarse, circunscribirse o mutilarse. Se es libre o no se es. Y contra lo que pueda parecer, no pretende festejar a los periodistas sino recordar a los ciudadanos que tienen derecho a ser informados. Esto es, a ser libres.
Como en otro tiempo nosotros mismos, los países que han soportado una dictadura de cualquier signo político, suelen interpretar las libertades como una graciosa concesión del Tirano y no como un derecho, perdidos muchas veces en la espiral del “síndome de Estocolmo”. Y no es así. Alguien privó de dignidad a la sociedad o al hombre que no se cree digno de conocer los hechos que se derbordan por las rendijas deformadas del rumor, el bulo y la murmuración de que se valió el diabólico genio de la manipulación de masas Joseph Goebbels, Ministro de Propaganda del IIIº Reich, para difundir a media voz las noticias “verdaderamente falsas” que le convenían al Führer. Y la Libertad fué abolida.
Creíamos que el mundo había aprendido lo suficiente en la primera mitad del siglo XX del terror nazi, los fascismos, los “pogrom” y la dura aventura soviética, aunque las persecuciones siguieron en la China de Mao y el lejano Oriente. Pero tampoco entonces aprendimos la lección ni hubo enmienda. Israel había burlado a las Naciones Unidas. Oriente Medio se enzarzó en la guerra que los ingleses alimentaron con la descolonización de Palestina y la Declaración Balfour de 1926 para halagar a los sionistas. Se mantienen las formas, pero es peligroso servir a la verdad.
Surge una cobarde guerra sin frentes ni rostros inspirada en la traición, por Iraq, Irán y Afganistán con los fanáticos “talibán” islamistas. Y quienes se proponen honestamente “ver y contar” como decía el maestro Del Arco, comienzan a florecer en las cunetas. Prohibido hablar. Y los periodistas se convierten en una suerte de mártires láicos.
Los cauces de Internet, que pudieron parecernos una panacea para la Prensa, se utilizan a veces por “hackers” y “crackers” para desbaratar los sistemas e incluso cazar a los periodistas comprometidos, como descubría ayer Laura Gimeno en un excelente reportaje de CNN+
Y los más burdos, cobardes e impacientes pueden encarar la torreta de un blindado “M3 Bradley” americano y ametrallar a un cámara de Telecinco como José Couso, alegando que su cámara le disparaba.
Hay un fuego cruzado contra la Prensa desde los “marines” a los “taliban” para que no cuente la verdad.
Pero hasta que no haya prensa libre no habrá Libertad.
Darío Vidal
03/05/2010
Como en otro tiempo nosotros mismos, los países que han soportado una dictadura de cualquier signo político, suelen interpretar las libertades como una graciosa concesión del Tirano y no como un derecho, perdidos muchas veces en la espiral del “síndome de Estocolmo”. Y no es así. Alguien privó de dignidad a la sociedad o al hombre que no se cree digno de conocer los hechos que se derbordan por las rendijas deformadas del rumor, el bulo y la murmuración de que se valió el diabólico genio de la manipulación de masas Joseph Goebbels, Ministro de Propaganda del IIIº Reich, para difundir a media voz las noticias “verdaderamente falsas” que le convenían al Führer. Y la Libertad fué abolida.
Creíamos que el mundo había aprendido lo suficiente en la primera mitad del siglo XX del terror nazi, los fascismos, los “pogrom” y la dura aventura soviética, aunque las persecuciones siguieron en la China de Mao y el lejano Oriente. Pero tampoco entonces aprendimos la lección ni hubo enmienda. Israel había burlado a las Naciones Unidas. Oriente Medio se enzarzó en la guerra que los ingleses alimentaron con la descolonización de Palestina y la Declaración Balfour de 1926 para halagar a los sionistas. Se mantienen las formas, pero es peligroso servir a la verdad.
Surge una cobarde guerra sin frentes ni rostros inspirada en la traición, por Iraq, Irán y Afganistán con los fanáticos “talibán” islamistas. Y quienes se proponen honestamente “ver y contar” como decía el maestro Del Arco, comienzan a florecer en las cunetas. Prohibido hablar. Y los periodistas se convierten en una suerte de mártires láicos.
Los cauces de Internet, que pudieron parecernos una panacea para la Prensa, se utilizan a veces por “hackers” y “crackers” para desbaratar los sistemas e incluso cazar a los periodistas comprometidos, como descubría ayer Laura Gimeno en un excelente reportaje de CNN+
Y los más burdos, cobardes e impacientes pueden encarar la torreta de un blindado “M3 Bradley” americano y ametrallar a un cámara de Telecinco como José Couso, alegando que su cámara le disparaba.
Hay un fuego cruzado contra la Prensa desde los “marines” a los “taliban” para que no cuente la verdad.
Pero hasta que no haya prensa libre no habrá Libertad.
Darío Vidal
03/05/2010
hola te invitamos a visitar nuestro foro de reciente creación,estamos hartos de tanta corrupción y tanta dejadez política.
ResponderEliminarhttp://estafados.foro-gratuito.net
ESTAFADOS Y SIN CASA
un cordial saludo