viernes, 14 de mayo de 2010

Lerdo, incorregible e irritante


Si el severo rapapolvo de la Unión Europea y el tirón de orejas de Barak Obama pudieron dar un punto de lástima por la humillación que supuso para un personaje soberbio, mediocre y sin cualidades para la gobernación metido a político, saber que después de comparecer en el Congreso para reconocer su fracaso personal ha concedido subvenciones por más de 270 millones de euros, mueve a la cólera.

“Después de mi, el Diluvio”--, ha debido de pensar este inconsciente aprendiz de brujo, sin imaginación para prever que iba a hundir a la Nación ni consciencia de que nos ha sumergido ya en la maldición de la pobreza.

Se le permitió que jugara a lo suyo irresponsablemente, como si ello no fuera con lo nuestro, y dilapidó a manos llenas, con la prodigalidad de quien nunca ha ganado un duro, soportado a un jefe, superado una oposición, abierto un mercado, o subido una persiana con la duda de si aquel día va a entrar alguien. Así es que, además de incompetente e inexperto en todo, se empecinó en subir al cielo de la notoriedad con la obstinación de los teóricos arrogantes que no tienen nada que aprender.

Todo eso pudiera perdonársele siendo generosos. Pero que un día después de someterse al sonrojo público por la presión internacional y verse obligado a cantar la palinodia, en sentido estricto, sobre la alta tribuna del Congreso, no sea capaz de enmendar su trayectoria, si no por contricción al menos por decoro, son prueba de una obcecación y una contumacia en el error que lo alejan de toda piedad.

No es entendible que mientras no pocos de nuestros mayores sufren penurias y los jubilados malviven; mientras va a recortarse el sueldo de todos los funcionarios al tiempo que florecen los “asesores”, y miles de asalariados que lo han perdido todo están quedándose incluso sin vivienda; mientras se destruyen cada día centenares de empresas; mientras caen las bolsas por la presión de los especuladores, y pasan de cuatro millones los parados sin que los sindicatos --no se si domesticados-- sientan alterarse la beatífica “paz social”, el presidente del Gobierno no suprima Ministerios inútiles y ministros incompetentes, no haya licenciado los 300.000 vehículos que queman gasolina, y no haya puesto coto a las administraciones de las dieciseis naciones de la “Señorita Pepis”, con sus ministros, policías y embajadas.

Pero sobre todo es intolerable que unas horas despues de que el mundo nos haya abochornado, el presidente haya dado 270 millones de euros en subvenciones para fidelizar su voto, como un gorila maniático y borracho, que acelera locamente sin saber que va sin frenos ni ver las curvas en que vamos a estrellarnos.


Darío Vidal
14/05/2010

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