martes, 8 de junio de 2010

La razón, descabezada


Nadie sabe qué ocurrió la semana pasada a setenta millas de la franja de Gaza ni cuantos muertos hubo. Se dice que murieron solamente diez como si fuera una minucia, pero solo uno de los “héroes” a los que ayer condecoró Netanyahu, pasaportó a seis ciudadanos desarmados, algunos de ellos por la espalda y se sabe que muchos fueron arrojados al mar.

Parece que, con más sosiego, los supervivientes están contabilizando a sus camaradas y no salen las cuentas. ¿Dónde estan para que nadie dé con ellos? ¿Qué abismo los ha devorado? Con el tiempo nadie hallará a los desaparecidos y será el momento de contabilizar a los muertos.

Eso es algo que teme el gobierno sionista de Israel. Y la diplomacia judía ha acudido a Washington para prosternarse ante el poderoso Barak Obama y dar explicaciones a su ”quinta columna” del “lobby” sionista que financia los desafueros de estos intrépidos desalmados.

Contarán que los cooperantes inermes que navegaban rumbo a Gaza para ayudar a otros hombres --esclavizados, menesterosos y presos desde que la Gran Bretaña usurpara el papel de Divina Providencia--, son terroristas palestinos, musulmanes, ortodoxos, protestantes, católicos y --lo que es mas inexplicable-- judíos, que según los agentes (o los intoxicadores) del Mossad, están a sueldo de Hamas, la Yihad Islámica, Al-Fatah, o Al Qaeda, para conspirar contra el Estado de Israel.

Muy pocos les creerán, pero todo seguirá lo mismo, que es de lo que se trata. Y el inerte Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas continuará enviando resoluciones condenatorias, “fatwas” furibundas el Islam y paternales reconvenciones el Vaticano. En tanto que los desheredados de cualquier sitio seguirán aherrojados por los pederosos de todas partes.

Y mientras, los culpables de haber perpetrado un ataque a civiles en aguas internacionales con resultado de muerte, heridas, estragos y daños, se niegan a someterse a una investigación internacional con arrogancia intolerable. Sólo aceptan abrir una pesquisa sobre sus militares, entre militares propios y con un oficial observador del Ejército de los EE.UU. que es la potencia que subvenciona con su propio presupuesto –cosa insólita-- las aventuras bélicas y las fechorías de un país tercero, merced a la presión asfixiante del “lobby” judío, tan poderoso, que ha instado el cese fulminante de la veterana periodista Helen Thomas del Gabinete del presidente de los EE.UU, porque se permitió opinar sobre el suceso.

Aunque, en un cínico alarde de doblez, los que mandan realmente y parasitan al pueblo amaricano, acudan a pedir dinero a los que creen ser soberanos.


Darío Vidal
08/06/2010

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