domingo, 29 de agosto de 2010

"No jodas al alcalde"


“Cállate. No jodas al alcalde”,-- suplicó alguien sin mala intención en las puertas del automovil de Juan Alcívar Ríos, corresponsal de “La Hora” de Quito y redactor de la emisora “Nuevo Sol”, de la localidad ecuatoriana de La Concordia.

Cállase y no joda, compadre, porque puede salir muy perjudicado si continúa usted con la crítica destructiva. Y mira por donde, acertaron.

El 19 de julio, en el curso de un sospechoso tumulto, un personaje anónimo lanzó una bomba de gas lacrimógeno durante un acto que presidían el regidor municipal Walter Ocampo y el presidente de la República, Rafael Correa. Y un mes después, el 20 de agosto de 2010, el juez Kléber Samaniego, ha dictado orden de prisión preventiva contra el periodista, acusado de “acto terrorista contra funcionario público”.

A los jerarcas no les sucedió nada porque todos tenían a mano una mascara antigás --¡qué povidencial previsión!-- mientras el desprevenido vecindario, los informadores como Alcívar y los curiosos que asistían al acto se dejaban los bronquios entre estertores.

El informador, atrapado por el gas entre otros colegas radiofonistas y fotógrafos no tiró nada según han manifestado sus compañeros, los testigos presenciales y los personajes más próximos. Pero eso es lo de menos. En todo ese tiempo los anónimos, las intimidaciones y las amenazas a él y su familia han ido en aumento, al punto de que ha tenido que situarse en algún lugar desconocido y la opinión pública ha pedido custodia policial para los familiares porque temen cualquier género de represalias.

A nadie se le ha ocurrido indagar quiénes son los amigos del alcalde Ocampo, que suerte de negocios comparten, que intereses les hacen tan sensibles a la crítica adversa y que relación tienen asimismo con este solitario malhechor. No sería difícil. Pero eso no importa. Lo que importa es retirar de la circulación a un ciudadano molesto, a un tipo que en lugar de "parar la cuchara" del soborno ha dicho lo que otros muchos dirían y no se atreven. Valiente sarcasmo para quienes dicen morar en La Concordia.

Una buena ficha para Reporteros Sin Fronteras y una muestra mas del acoso que sufren informadores anónimos y honestos desposados con la verdad, sin nada que ganar y mucho que perder.

No se trata ya de enumerar casos y de anotar listas de víctimas mortales. Estos profesionales que viven bajo el chantaje, la amenaza y el temor, son también víctimas que ofrecen a la sociedad lo mejor que tienen a cambio de permitir que el aire sea un poco mas respirable.



Darío Vidal
29/08/2010


No hay comentarios:

Publicar un comentario