miércoles, 11 de agosto de 2010

Voluntarismo comunitario


Voy a repetir una vez más “ad náuseam” aquello que decía un viejo amigo de que la dictadura mas peligrosa es la del Funcionariado. Nada ha cambiado desde entonces. Al revés, he confirmado aquel temor esbozado, desde la teoría.

El Funcionariado es un poder omnímodo y autónomo; un poder incontestable y definitivo; un poder pujante y geométricamene progresivo que se retroalimenta y tiende a expandirse ilimitadamente como dicen que sucede con el Universo y como pretende todo Poder.

Hoy nos alarman con que desde Bruselas, ese monstruo megalófilo, hipertrófico, impasible y anonimamente “irresposable”, se esta planteando crear un nuevo impuesto para financiar en buena parte la voraz y cancerosa burocracia, esa caterva de chupatintas acomodados y ociosos cuyas tareas estan tratando de inventar, copiando un estado vetusto, ajado, manido y renacentista en el siglo XXI, como los ya conocidos, pero mas grande --¡y no era eso, no era eso!-- pues para ese viaje no hacían falta alforjas ni lumbreras sin luces como el inefable lince polaco Janusz Lewandowski, incapaz de idear una fórmula original para este tiempo nuevo.

Con comisarios de Presupuestos así no puede haber Unión Europea en crisis, aunque la padezcan los ciudadanos. Yo pensaba ingenuamente que los presupuestos eran un estudio prospectivo de como invertir lo que se ingresa, de acuerdo con las necesidades de la comunidad. Y, por supuesto, no se concibe un Ministerio de Presupuestos que no lo sea de Economía. Da el tufo de que a la Comisión del señor Durao Barroso se le quedó un candidato de “non” y colocó al tal Janusz en el Ministerio de Presupuestos, del mismo modo que Zapatero se inventó el “Ministerio de Igualdad y de Discriminación Positiva” para colocar a la Bibi Aído y dar testimonio de equidad entre los afines de Chavesz que debe tener la misma raíz de Janusz, es un decir. ¿Que Europa esta en crisis? ¡Pues más madera!

Yo me cisco con todos los respetos, desodorantes y papel higiénico, en los generadores de presupuestos de ese jaez. Yo a quien respeto y admiro es a esas amas de casa que no tienen placas, ni lápidas, ni bustos, después de hacer cuadrar las cuentas de sus casas un mes tras otro, obrando el milagro de dar de comer a sus familias con los recursos más meguados. Y más que lo serán si esta luciérnaga pone en marcha sus iniciativas, cortando el cuerpo a la medida del vestido y no al revés.

Por lo visto este águila, este despabilado, este ingenio, aprendió la lección de Zapatero --el portento que aprendió Economía en dos tardes--, al decir que el dinero público no es de nadie.


Darío Vidal
11/08/2010

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