viernes, 12 de noviembre de 2010

Los saharauis



El presidente alega para justificar su pasividad en la indefensión del Sahara y la actitud criminal de la monarquía alauita, que tenemos muchos intereses en común. No se tratará, digo yo, de nada en común con los españoles, a no ser que se refiera a los llamados hombres de negocios, que por cierto no tienen patria.

Hubo “Fosfatos de Bucraa” –estudien la dejación de la corrompida administración española en el INI, Teneo y Sepi--; caladeros sin pesqueros ni ganas; soplones en la frontera y delatores en casa, de marroquíes patriotas y dignos. Y tienen paro subvencionado como en la Andalucía de Chaves, contrabando de tabaco, marihuana, griffa y kifi. Y ahora, petroleo.

Pero no hay nada que justifique la vejación de los pobres, la tortura de los inocentes y ni una sóla razón que ampare la vileza de una jerarquía corrupta, holgazana, perezosa, apática, incompetente y parasitaria; ni la tolerancia con los inclinados a sobrevivir de la mendicidad y la ayuda ajena, más cómoda que la dura laboriosidad. Como no tienen potestad para usurpar la soberania de un pueblo como el saharaui. Pero se atreven a blindar el territorio, a proscribir la información y a perseguir a cuantos la difunden. En el día de hoy ya tenemos un asesinado y tres periodistas españoles en el calabozo.

Díganme qué negocio, qué chanchullo y qué interés, justifica el latrocinio de un pueblo menesteroso, con cuyos despojos se edifican y amueblan decenas de palacios dentro y fuera del Marruecos como el de Skirat, con rosas en el jardin y campos de golf en pleno desierto, testigo por cierto de una matanza de seguidores sugerida por Hassan II.

Parece que al señor presidente cooperador servicial con los arrogantes, se le encoge el ánimo con los poderosos. En realidad es un menguado confeso, tirando a lebrón, que solo recobra el ánimo cuando puede blasonar de anticristiano impunemente, mientras permanece agazapado para no herir a Mahoma, que se las gasta en el siglo XXI como Pío V tras la reforma tridentina. ¡A que no se arriesga a una “fatwa” por cruz de mas o de menos!

Por eso no denuncia lo que sucede en el Marruecos alauita desde “La Marcha Verde”: un crímen consentido por el Consejo de Seguridad de las N U, tan eficaz haciendo cumplir las resoluciones contra los israelitas hacia los palestinos, como secundando el mandato de descolonización del Sahara. Nadie denunciará en España este genocidio. Y estos días vuelve a serlo.

Pero la exigencia ética de los políticos – probablemente de todos los políticos-- es tan laxa, tan cínica y desvergonzada, que nadie rompe a reír estrepitosamente cuando el mas inculto y amoral de todos, se postula para dar soluciones a la crisis en los países mas prósperos del mundo, después de aquella clase de Jordi Savilla ¡y ole! en los escaños del Congreso. “Audax ignorantia”, ambicioso aprendiz.

Y no se atemorice con los saharauis que también son musulmanes.


Darío Vidal

12/11/2010



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