domingo, 23 de enero de 2011

Patriotismo de político


Están publicándose noticias de gente muy jóven, de recién graduados, de algún estudiante incluso, que pone fin a sus vidas por la falta de recursos y horizontes. No se sabe realmente qué puede desesperar más, incluso a un joven, si no poseer un duro o tener la certeza de carecer de porvenir. Eso es lo que le pasó al joven informático tunecino que se puso a vender verdura en la calle porque se había quedado sin trabajo y le decomisaron la mercancía después.

El pobre muchacho se ha llevado por delante, a costa de su vida, la dictadura del Reagrupamiento Constitucional Democático (RCD) y a su jefe Zin el Abidin Ben Alí. En otros países los parados comienzan a inmolarse como “bonzos” y todo el mundo encarece la gravedad del momento. Pero no se va a dar cuenta nadie hasta que ardan las barricadas. ¿Donde está la llamada clase política más numerosa, innecesaria y venal de los últimos años?¿Alguno de ellos piensa en la patria como algo más que una coartada?

Estremece recordar a las gentes sacrificadas a una traición con las que se ha hecho bonita literatura. Tanto como sonroja y abruma la cobarde huída del presidente tunecino con 5.000 millones de dórares y una tonelada y media de oro en lingotes, mientras los suyos carecen de lo mas necesario.

Ese es un trágico acto criminal y no el bufo proceder de Berlusconi o las grotescas bravatas de Zapatero exhibiendo la misma solidez que el vaquero en un “rodeo”. Aunque no es menos culpable la rebatiña atolondrada de éste, gestionando subvenciones para causas inverosímiles, fondos para fidelizar colectivos, y silencios para encubrir expedientes.

Nos ocupábamos ayer de la farsa de los idiomas desconocidos en el Senado, con traductores pagados con lo que se detrae a los parados; maldecíamos el hueco de las cajas de ahorros dilapidadas por aficionados inexpertos en nombre de la Política; denunciábamos el renuncio presidencial a la política nuclear y nos alarmábamos por la descontrolada subida de los precios.

Pero mientras el señor Aznar declamaba que el país no puede suportar por mas tiempo esta situación, al tiempo que Endesa incremetaba los precios --coincidiendo con su toma de posesión en la compañía--, el señor González --agraciado con otro cargo en Gas Natural--, no ha opuesto tampoco reparos al aumento de tarifas gasísticas.

No sé qué relación pueda tener el suicidio de cada vez mas jóvenes con la situación generada por los políticos. Pero yo les reprocho, como tantos españoles, no haberse enardecido ante esta generacion dilapidada y les acuso de su falta de patriotismo. No es cosa de banderas, gallardetes, trompetería y costosos asesores de imágen. Es duro reconocerlo. Pero, aquí y ahora, hay ya gente que no puede vivir.


Darío Vidal
23/01/2011



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