lunes, 21 de febrero de 2011

¡ Indignáos !


Acabo de leer un manifiesto aparecido en las librerías hoy mismo titulado “¡Indignáos !”. Es un imperativo con el que el diplomático francés redactor de la Declaracion Universal de los Derechos Humanos y dos veces huído de la Gestapo nazi, Stéphane Hessel, apela a la rebelión y el análisis que deberían conducir a la indignación por la rebeldía de las personas justas que quedan –si queda alguna-- a lo ancho del mundo. Pero Hessel no apela en su escrito al rencor ni a la violencia. Rechaza el encono y el terror no por el “buenismo” piadoso de los predicadores sino por humanidad y sobre todo porque el odio es ineficaz para mejorar al Hombre. Y se trata de eso.

Estas páginas –cincuenta mal contadas-- aparecen casualmente en el momento en que los más desheredados de los mortales, asentados en el bíblico Jardín del Edén precisamente, alzan sus puños al cielo contra sus dirigentes mientras los jeques, los emires y los ayatolas como Alí Khomenei, mas rico que Billy Gates, se anegan en el lujo y naufragan en petróleo sin reparar en el Grande, el Misericordioso y el Compasivo.

El caso es que éste “alegato contra la indiferencia y a favor de la insurrección pacífica” que firma Hessel desde la atalaya de sus 93 años, ha sido prologado por el escritor José Luis Sampredro que no es mal viático. Ni falto de criterio, saberes y cordura.

Desde la aparentemente roma perspectiva de un tiempo en que “no pasa nada” y los más jóvenes parecen adormecidos por la explícita carencia de retos, “¡ Indignáos !” invita a los recien llegados a no dejarse adormecer por el sopor del conformismo y una digestión que puede no resultar tan plácida. Aunque gobernantes gobernados por bastardos intereses fiduciarios no alienten la enseñanza, la cultura, la curiosidad ni la funesta inclinación a formularse preguntas casi siempre incómodas.

Quienes deberían sentir con mayor urgencia la necesidad de desperezar al Poder con una actitud crítica capaz de desencadenar la indignación por la injusticia, permanecen en la mas culpable indiferencia. Tal vez por la falta de compromiso con los otros negando la responsabilidad colectiva que denunciaban los existencialistas franceses, sobre todo Sartre --”todos somos culpables”-- pueda explicarse la tentación de la redención personal mediante la droga, que ya vemos a donde nos está llevando.

De ahí el “pasotismo” de la generación sin proyectos, sin empleo, sin vocación y sin futuro, de lo que no es culpable. Pero que no acierta a ver el enemigo agazapado, porque no identificia una carencia como un enemigo, al revés de lo que sucedía con las ideologías. De ahí que Stéphane Hessel esgrima la Indignación como fermento del nuevo despertar.


Darío Vidal
21/02/2011

No hay comentarios:

Publicar un comentario