martes, 1 de marzo de 2011

Conducir despacito


Hemos estado oyendo con estupor e incredulidad las soluciones que está dando un gobierno autista a la crisis del sur mediterráneo, mientras nos frotábamos los ojos temiendo sufrir alucinaciones. No es posible concebir tanta ignorancia, de no saber que es el cinismo y no la carencia de información el que inspira estos despropósitos.

Hoy, por fin, Fernándo Alonso, que algo debe saber de su menester, ha descalificado la ocurrencia de Blanco y Rubalcaba --¡qué dos patas para un banco!-- con repecto a la limición de la velocidad de conducción. Y además de relacionar el consumo de combustible más con el modo que con la velocidad a que se circula, ha dicho algo que yo siempre he pensado pero que no he manifestado porque carezco de autoridad para hacerlo desde mi perspectiva de profano, aunque lleve a mis espaldas algunos miles de kilómetros.

Dice Fernándo Alonso que circular a velocidades inferiores a las requeridas por la máquina y las características de la ruta, relaja la atención del conductor, que es susceptible de cometer errores graves capaces de traducirse en accidentes. Pensaba que solo me sucedía a mi. Pero es un factor subjetivo no por ello menos decisivo que los objetivos elemenos mecánicos. Y conducir es una actividad humana aunque exija la cooperación de la máquina. Núnca se imputará a un ferodo ante el juez por no haber actuado a tiempo cuando un peatón se salta el paso para viandantes. Aunque una empresa española este trabajando ahora en un programa para advertir de un ajeno cambio de sentido, una detención brusca, el adelantamiento irregular de otro vehículo, o la somnolencia del piloto. Eso esta muy bien, pero nada puede suplir la alerta temprana, la reacción inmediata, la actitud vigilante y la atención, en una palabra, de una mente despierta.

A eso se refiere el campeón de F-1, quien, por cierto, siempre ha abogado por la conducción responsable, prudente y moderada, como suelen los profesionales del automovilismo. Que, entre otras cosas, saben qué es el “par-motor”, qué significa el índice de “la clotoide” –¡nada que ver con la Clotilde!--, cómo preservar los neumáticos a altas velocidades, cómo frenar eficazmente sin utilizar el freno, de qué manera mantener altísimas prestaciones en condiciones adversas con agua y con hielo, y cómo obtener el mayor rendimiento con el máximo ahorro de combustible. Que es lo que dicen pretender “expertos” tan inexpertos en la materia como el Pere Navarro, Blanco y Rubalcaba.


Darío Vidal
01/03/2011


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