sábado, 19 de marzo de 2011

Comunidad internacional


Bravo por la Comunidad Internacional. Es la mejor de las posibles del mundo mundial. Los funcionarios de la ONU, la OTAN, la UE, la FAO, la OMS, la UNESCO, la URSS, EE.UU, y los chicos de Gadafi, saben cómo erosionar las cosas para no obligarse a soluciones.

Los sabios éstos opinan igual que el Generalísimo Centinela de Occidente: cuando llegan papeles con problemas no hay como archivarlos en el fondo de un cajón, porque el tiempo lo resuelve –o disuelve-- todo. Y no hay mal que cien años dure. Los conflictos son fricciones propias de nuestra naturaleza temporal. Y, con los años, se extinguen, o fallecen los litigantes que viene a ser lo mismo. El “Caudillo” aconsejaba juiciosamente a uno de los suyos: “Usted no se complique y haga como yo: no se meta nunca en política”. Eso es sabiduría. Porque los probos funcionarios de la máquina internacional cobran una pasta gansa por no resolver los litigios. Decía José María Gil Robles que había que “verlas venir, dejarlas pasar, y si se te mean encima decir que llueve”.

De ese modo no se corre nunca el riesgo de comprometerse, como ZP que aguarda que todos se hayan definido para tomar partido, como ha hecho con la crisis del Magreb tal vez para no malograr su quimérica Alianza de Civilizaciones. Porque nunca se es lo bastante cauto con esta tropa “móbile qual piuma al vento”, capaz de borrar el símbolo de “La Perla” de la Plaza de Manama con cuya extracción malvivían Barhein, Kawait, los Emiratos Arabes, Arabia Saudí, Qatar y Oman (el Consejo de Cooperación del Golfo) antes del maná del petróleo ocioso y providencial.

Una medida inteligente del jeque Ahmad ibn Isa al Jalifa para acabar con las protestas populares, aunque para ello tenga que prescindir del emblema de la unión, unas horas después de manifestar su deseo de pactar con la oposición, algo más tarde de ofrecer terrenos al Papa para construir una iglesia y a unas horas de haber utilizado las fuerzas del rey saudí Abdullah para demoler “La Perla” y haber teñido de duelo a su pueblo.

Lo malo de actuar a destiempo y sin acierto es que pueden cometerse errores funestos como secundar a Gadafi mientras el Consejo de Seguridad apresta ya escuadrillas para recuperar Bengasi a los insurgentes libios, aunque “El Coronel” desee echar pelillos a la mar apresuradamente diciendo que ya ha acabado su guerra.

Me da a mí, que el rezagado sultán de Barhein no va a poder gozar de “la perla” profanada con la sangre de los suyos. Eso de enfrentarse a la multitud airada por la injusticia, en una Plaza de la Perla, se me antoja de muy mal augurio. Porque la perla es como, en algunos lugares de la vieja Andalucía andalusí, llaman a “lo vivo”: a lo más sensible de la anatomia genital femenina. Y esa es una doble violación.



Darío Vidal
19/03/2011

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