jueves, 23 de junio de 2011

Indignados desairados, y políticos


Los Indignados de Mayo constituyen un fenómeno digno de estudio. Exigen una investigación sociológica, psicológica y política, pese a los que afirman que esa es la fórmula con que han comenzado todas las revueltas de la Historia.

No hay que desdeñar, sin embargo, que por una vez se ha omitido la violencia, que hasta ahora era la clave en que se han desarrollado las protestas, concordes por una vez en que la utopía no tiene por qué amasarse con odio y sangre.

A mi, que he querido y prefiero ser “ingenuo” --un ingenuo metódico y cartesiano-- me da la impresión de que los indigados no solicitan una revancha sino que damandan concordia y eso apunta a un objetivo muy singular. Tampoco la multitud es una analfabeta turba adolescente ni una masa visceral e irreflexiva, sino individuos en su mayoría con estudios superiores y edades comprendidas en el más amplio abanico, con las ideologías más variadas aunque comprometidos en hallar el máximo múltiplo común, para trascender los conceptos decimonónicos y provincianos de izquierdas y derechas, con objeto de optimizar su lucha por la Igualdad y la Justicia.

No cabe duda de que, en las cuestiones accesorias, se han operado tensiones y que los antisistema han pretendido capitalizar para apropiarse del Movimiento con la acción del Parlament de Cataluña y la intimidación a determinados políticos como Rita Barberá y Ruiz Gallardón en sus propios domicilios, lo mismo que ciertos verracos verriondos y algunos bucos rijosos quisieron agredir sexualmente a las chicas que participaban en las comisiones de trabajo. En una muchedumbre hay que contar con toda suerte de polizones y parásitos capaces de reventar cualquier proyecto. Pero no lo han logrado todavía. Sería excesivamente candoroso suponer que entre 50 mil congregados no hubiera ganga, mala intención o cierta estupidez. Y más sin un equipo de orden, coerción ni apelación a la violencia.

En alguna prensa se ha pretendido disminuir la figura de Stéphane Hessel, autor del opúsculo “Indignaos” apelando a criterios tan rigurosos como su brevedad, tal que si el cartesiano “Discurso del Método” rebasase en mucho las ochenta páginas. Y nadie ha dicho que no sirvan para nada, como auguran ahora en este caso. Tal vez no se alcance el desideratum pero las dos riveras del Mediterráneo van a ser distintas desde mayo de 2011.

Observen sino cómo toman posiciones los partidos, desde IU con Cayo Lara, a Rubalcaba que desea una transfusión, o los dudosos y ociosos populares. Hasta ese esperpento de la Justicia y postulante de político que llaman Baltasar el Mozo, se propone a sí mismo para encabezar el partido del 15-M sin admitir que ha nacido para perder.


Darío Vidal

23/06/2011





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