Don Alfredo Pérez Rubalcaba dice que ya se vislumbra el repunte de la Economía. Eso me suena. Dice más: dice que estamos comenzando a recuperarnos, lo que no me sorprende porque ya el difunto señor Zapatero había detectado brotes verdes aún antes de llegar a los cinco millones de parados. Es algo tan abstruso y complejo como el misterio de la Trinidad, de modo el país progresa mientras la gente sigue empobreciéndose. Vamos progresando como el conde-duque de Olivares quien, a juicio de Quevedo, hacía grande a España como se hacen grandes los pozos, que lo son más cuanta mas tierra les quitan. Lo mismo que el señor Botín, tan certeramente bautizdo, quien ha instado el presidente a que no se agite ni se mueva, porque España está muy bien así. Aunque si estamos bien así para Zapatero, no es necesario que se movilice Rubalcaba. Los conformistas dicen que lo mejor es enemigo de lo bueno. Así es que no debemos probar nada si ya estamos bien. Que es lo que dice el señor del botín.
De todos modos, cuando Rubalcaba sea además de titular de Interior, vicepresidente y portavoz del PSOE, secretario general del partido y presidente del gobierno, entonces sabremos lo que es bueno, porque “sabe cómo superar la crisis”. Alguien se preguntará: “Pero por el amor de Dios, don Alfredo, si es que ya lo sabía usted ¿por qué ha permitido la sangría de cinco millones de parados?”. Reconociendo que nada es tan emocionante como el suspense en los últimos metros de la película, nada justifica el sufrimiento de tantos y la ruina del país, a cambio de ver el resurgimiento glorioso y radiante de un aprendiz de brujo.
Pero vamos a ver, don Alfredo, ¿Y la crisis de los pepinos, que casi da la risa así de pronto si no la tradujese nadie a millones de euros?
¿Qué ha hecho usted? ¿qué está haciendo mientras Alemania actúa contra nuestra agricultura para abrir a Marruecos su mercado? ¿Quién puede justificar su pasividad y su silencio? ¿A quién se puede culpar de la falta de pulso y la negligencia del gobierno que usted copreside? Se lo voy a decir yo. No está usted en lo que celebra, igual que su “principal”, que ha tenido siempre fama de diletante, porque la gobernación de España es solo un pretexto para afianzarse en el asiento, aunque para eso haya que pasar por las horcas caudinas del 11-M, por el trago del Bar Faisán, el reconocimieno de Bildu y la negociación con los terroristas para regalarles las tierras de Euskadi y Navarra. “París bien vale una misa”. Con amigos como ustedes, don Alfredo, ya no hacen falta enemigos.
Pero no ha sabido resolver ni como vicepresidente ni como ministro, en un sentido u otro, la seria crisis del 15 de mayo que usted ha ignorado. ¿Para cuando las soluciones? ¿Para ahora o para cuando se postule a la presidencia, a la que no llegará, dentro de un año?
Darío Vidal
01/06/2011
De todos modos, cuando Rubalcaba sea además de titular de Interior, vicepresidente y portavoz del PSOE, secretario general del partido y presidente del gobierno, entonces sabremos lo que es bueno, porque “sabe cómo superar la crisis”. Alguien se preguntará: “Pero por el amor de Dios, don Alfredo, si es que ya lo sabía usted ¿por qué ha permitido la sangría de cinco millones de parados?”. Reconociendo que nada es tan emocionante como el suspense en los últimos metros de la película, nada justifica el sufrimiento de tantos y la ruina del país, a cambio de ver el resurgimiento glorioso y radiante de un aprendiz de brujo.
Pero vamos a ver, don Alfredo, ¿Y la crisis de los pepinos, que casi da la risa así de pronto si no la tradujese nadie a millones de euros?
¿Qué ha hecho usted? ¿qué está haciendo mientras Alemania actúa contra nuestra agricultura para abrir a Marruecos su mercado? ¿Quién puede justificar su pasividad y su silencio? ¿A quién se puede culpar de la falta de pulso y la negligencia del gobierno que usted copreside? Se lo voy a decir yo. No está usted en lo que celebra, igual que su “principal”, que ha tenido siempre fama de diletante, porque la gobernación de España es solo un pretexto para afianzarse en el asiento, aunque para eso haya que pasar por las horcas caudinas del 11-M, por el trago del Bar Faisán, el reconocimieno de Bildu y la negociación con los terroristas para regalarles las tierras de Euskadi y Navarra. “París bien vale una misa”. Con amigos como ustedes, don Alfredo, ya no hacen falta enemigos.
Pero no ha sabido resolver ni como vicepresidente ni como ministro, en un sentido u otro, la seria crisis del 15 de mayo que usted ha ignorado. ¿Para cuando las soluciones? ¿Para ahora o para cuando se postule a la presidencia, a la que no llegará, dentro de un año?
Darío Vidal
01/06/2011
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