jueves, 7 de julio de 2011

Buen comienzo


Nos referíamos ayer a la urgencia social de recuperar el pulso moral de la sociedad, y el FMI nos brinda hoy la noticia que desalienta la esperanza en la regeneración ética. La nueva directora del Fondo Monetario Internacional, la francesa Christine Madeleine Odette Lallouette –de casada Christine Lagarde--, se ha subido el sueldo en un once por ciento el primer día. ¡Buen comienzo! Buen comienzo cuando millones de europeos ayunan y se tambalean las economías de Grecia y Portugal

Me parece razonable que, tanto los operarios y los administrativos como los directivos, aspiren a mejorar su situación cuando cambian de trabajo, sobre todo si les mueven razones de subsistencia que no es el caso. Mas cuando la tarea encomendada supone algo más que el compromiso técnico, es indecente compensarla en euros. Facundo Cabral opina que “solamente lo barato se compra con el dinero”. Pero Cabral no es mas que “un artista pirao” y no un experto en finanzas.

Los del Fondo Monetario –ese elitista club de iniciados incapaz de ventear ni prevenir la crisis que se avecinaba-- no contemplan la posibilidad de que el ejercicio de la actividad que contratan conlleve aparejada la lealtad a la empresa, ni que comporte algún pequeño dispendio adicional. En el contrato más puro, más duro, más explícito y no obstante más cínico de cuantos se hayan concluído, se pone precio a todo. Hasta a los viajes de vacaciones del compañero de la señora Lagarde, el marsellés Xavier Giocanti. ¿Quien tiene autoridad para hablar de regeneración moral? El que venga atrás, que arrée, camarada.

La nueva directora-gerente del FMI cobrará 324.000 euros al año libres de impuestos, además de 58.000 euros para “gastos no justificados”. Y los fastos de su pareja “cuando sea conveniente su presencia”, se le reembolsarán, lo mismo que los “gastos razonables de ocio relacionados con las actividades del FMI”. O sea, todos.

Item más, su sueldo se actualizará “sin ligarlo a la productividad”. También tendrá un “plan de pensiones” y, eso sí, se le exige una actitud ética, discreta e íntegra para evitar incluso la sospecha de un comportamiento impropio. Una conducta que alude, según sus empleadores, a la “disoluta” de Dominique Strauss-Kahn.

Y uno se pregunta qué conducta es mas gravosa para la comunidad internacional, si la de este judío socialista, bon-vivant amante de la vida, o la de esta discreta señora burguesa, brillante, malcasada, abonada a la revista “Forbes” y militante de la UMP (Unión para una Mayoría Popular) capaz de comprar, vender y alquilarlo todo, porque todo tiene un precio.

Sé que hay trabajos duros y esfuerzos titánicos; sé que hay silencios cómodos y tentaciones invencibles. Pero no son cuestión de precio sino de honestidad y de autoestima.



Darío Vidal

07/07/2011


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