martes, 23 de agosto de 2011

Apedrear turistas


Muy bien, campeón: me diste. Acertaste en el parabrisas que es donde más risa da, porque el conductor cogido de improviso, sorprendido con el ruido inesperado, la luna astillada y el resplandor brillante del impacto, puede hacer cualquier cosa. Hay quien se aferra al volante, quien cierra los ojos, quien pretende soslayar el impacto aunque sea imposible cuando el ruido ha dado ya testimonio de la agresión, Se pueden incluso elaborar estadísticas. “Mira, éste es un tozudo como el tercero, que se ha agarrado al volante como para embestir. Pero el de antes se ha acojonado como el primero y a poco se sale de la carretera, Estos son los que más risa dan”

Y es verdad que un conductor cogido por sorpresa resulta muy divertido y sus reacciones desternillantes a veces. A mi también me gustaría lanzar piedras contra el parabrisas, y sobre todo huevos y tomates, que añaden al sobresalto el aliciente de embadurnarlo todo y privar de visibilidad. Eso sí que debe ser una juega. Sobre todo para algunos. Otros se matan.

En Gerona y Tarragona se dió, hace unos años, una “epidemia” estival de coches estrellados con una curiosa característica en común: además de las abolladuras por los vuelcos, los roces de los impactos laterales y las inexplicables salidas de la via en plena recta, presentaban todos una especie de impacto de bala en el cristal delantero. Nadie supo, o no quiso saber, si ese golpe frontal fue causa o efecto del accidente. Pero muchos conductores perdieron la vida.

Por fortuna esta vez ha sido solo una anécdota divertida, sobre todo para tí. Y ha costado únicamente lo que vale un cristal, sobre todo para mi. Pero tu podrás contar la experiencia inefable de acertar en el blanco. Y yo la impresión de haberle dado a un ser vivo --que es lo que pensé--, en plena carretera, con el súbito estremecimiento de la muerte.

Por fortuna no fue así, pero la sensación de haber matado duró más tiempo. No puedes imaginarte lo que es eso, campeón. No acertarás a imaginar el estallido del cristal laminado, una de cuyas superficies está sometida a las altas temperaturas de una jornada de sol veraniego, y otra al efecto del frio de la climatización. Despues del partido que atestaba la Casa de Cultura de La Codoñera, os fuisteis con los amiguetes a rematar la noche y habáis recogido material para apedrear coches sin piedras, porque no queríais hacer daño y lo sé, mientras nosotros, más aburridos, dedicamos el tiempo a hablar de libros. Pretendíais solamente embromar a los turistas que parecen todos gilis –como yo, aun que no sea turista-- y despediros del pueblo y de la noche. Y establecisteis el puesto de observación y corrección de tiro saliendo en dirección a Torrecilla. No lo hagas más, campeón. Los gilis tampoco merecen tener un accidente.


Darío Vidal
23/08/2011

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