Daba un cierto pudor la declaración “orbe et urbi” de Rubalcaba diciendo por televisión ser ya el lider del PSOE. Tiene prisa. Antes de que nadie sancionase en el partido o en la calle esa mudanza en la jerarquía, proclamaba él en un alarde de voracidad e impaciencia irreprimible, que ya era el jefe, el lider, el ductor y la insignia del partido. A medida que ha ido aproximándose el momento, ha perdido el aplomo y la calma, como cuando se avecina a velocidad uniformemente acelerada la hora de embarcar en un vuelo anhelado o muy temido. Al Alquimista de la Moncloa los días se le hecen años.
“No repartas tu herencia en vida porque moriras en el asilo”, decían con retranca los agricultores de mi tierra. Desde luego debe ser aconsejable conocer el talante de los herederos. Pero Zapatero, expulsado ya del Paraíso, está viviendo los momentos más amargos de su vida. El desalojo del Poder y el despojo de dignidades, honores y funciones sólo es comparable al deshaucio y al declinar de su estrella. Incluso su leal compañera Sonsoles Espinosa, se ha negado a acompañarle a su despedida del Rey en el veraniego Palacio de Marivent.
Hasta un personaje de tan humilde soberbia, afectada suficiencia, y desoladora inseguridad, que necesita ir de la mano de su abuelo el capitán Lozano, fallecido 24 años antes de que él naciera, llega a inspirar lástima ante la deserción de los próximos y la desafección de pariguales tal como declaró esta misma semana el propio Felipe González.
Pero ahí está su recambio político, el autoproclamado líder de los socialistas por la gracia de Dios, sin que la designación de los hombres, la voluntad de los correligionarios, la elección del Congreso Federal, ni otra instancia cualquiera, incluidas la intriga y las envidias, alcancen a torcer los designios de la Providencia que ha señalado con su dedo a Alfredo Pérez Rubalcaba, “Simplemente Alfredo” o también “RbCb” para imitar el ingenioso “ZP” (Zapatero Presidente) con que se saludaban los afectos doblando el índice sobre la ceja circunfleja, como cuando el saliente proclamaba que estábamos saliendo victoriosos de la crisis, igual que afirma en estos momentos el entrante.
Lo que ignora el común de los mortales es qué mensaje ocultan estas notaciones químicas. “Rb” representa, en la Tabla Periódica, al rubidio: un metal alcalino y reactivo que puede arder expontáneamente en presencia del oxígeno. Mal presagio. ¿Pero y el “Cb”? Nadie sabe que representa. Como no sea el “elemento que puede estallar sin motivo; es muy cabrón”. Lo que sería para tener muy en cuenta. Porque el rubidio –como los pacienzudos-- puede tener aguante, pero cuando estima que se ha cumplido su tiempo y le acomete la prisa irracional, puede deflagrar.
Darío Vidal
03/08/2011
“No repartas tu herencia en vida porque moriras en el asilo”, decían con retranca los agricultores de mi tierra. Desde luego debe ser aconsejable conocer el talante de los herederos. Pero Zapatero, expulsado ya del Paraíso, está viviendo los momentos más amargos de su vida. El desalojo del Poder y el despojo de dignidades, honores y funciones sólo es comparable al deshaucio y al declinar de su estrella. Incluso su leal compañera Sonsoles Espinosa, se ha negado a acompañarle a su despedida del Rey en el veraniego Palacio de Marivent.
Hasta un personaje de tan humilde soberbia, afectada suficiencia, y desoladora inseguridad, que necesita ir de la mano de su abuelo el capitán Lozano, fallecido 24 años antes de que él naciera, llega a inspirar lástima ante la deserción de los próximos y la desafección de pariguales tal como declaró esta misma semana el propio Felipe González.
Pero ahí está su recambio político, el autoproclamado líder de los socialistas por la gracia de Dios, sin que la designación de los hombres, la voluntad de los correligionarios, la elección del Congreso Federal, ni otra instancia cualquiera, incluidas la intriga y las envidias, alcancen a torcer los designios de la Providencia que ha señalado con su dedo a Alfredo Pérez Rubalcaba, “Simplemente Alfredo” o también “RbCb” para imitar el ingenioso “ZP” (Zapatero Presidente) con que se saludaban los afectos doblando el índice sobre la ceja circunfleja, como cuando el saliente proclamaba que estábamos saliendo victoriosos de la crisis, igual que afirma en estos momentos el entrante.
Lo que ignora el común de los mortales es qué mensaje ocultan estas notaciones químicas. “Rb” representa, en la Tabla Periódica, al rubidio: un metal alcalino y reactivo que puede arder expontáneamente en presencia del oxígeno. Mal presagio. ¿Pero y el “Cb”? Nadie sabe que representa. Como no sea el “elemento que puede estallar sin motivo; es muy cabrón”. Lo que sería para tener muy en cuenta. Porque el rubidio –como los pacienzudos-- puede tener aguante, pero cuando estima que se ha cumplido su tiempo y le acomete la prisa irracional, puede deflagrar.
Darío Vidal
03/08/2011
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