martes, 20 de septiembre de 2011

Rapiña nacionalista

Enoja. Les aseguro que enoja sentirse constreñido a hablar de los mismos asuntos cuando la realidad se vuelve terca. Me había prometido no sucumbir al señuelo del nacionalismo, tan mediocre, tan pequeño, tan rapaz, tan pueblerino. Pero qué quieren que les diga: se puede ser tolerante, afable y comprensivo, pero no al punto de aplaudir el expolio.

Tal vez la tercera parte de los fondos del “Museu Nacional d' Art de Catalunya”, exceptuando el Pantocrator de Tahull en Lérida y alguna otra pieza singular, proceden de Aragón; las cuatro barras de los lemniscos con que el Rey se enfeudó al Pontífice , llamada siempre "el señal real de Aragón”, ha pasado a llamarse “la senyera” de Cataluña; la época en que quisieron constituir una Conferencia Episcopal propia, se negó la festividad del Pilar “para evitar conflictos pastorales”; los mapas territoriales oficiales de la Generalitat abarcan desde los años 20 una llamada “Franja de Ponent” -- o “Màrques de Ponent” desde el pancatalanismo imperialista--, que equivale a “las fronteras del Oeste”, con el Pirineo, el pico de Aneto, la Litera, Monegros y el Bajo Aragón, que ya han comenzado a reivindicar. Como Jordi Pujol, que se puso a catalanizar todos los apellidos. ¡Palabra!

Entretanto, pretextando que hay que restaurar piezas y joyas del Sobrarbe, la Ribagorza, el Serrablo y las ciento once parroquias del Románico y Prerománico aragonés, han ido viajando hacia Cataluña por orden del señor obispo, para no volver. (Desde el sitial frailuno de la abadesa oscense del monasterio de Sígena, que mora, según me ha confiado el profesor Fatás, “in pártibus infidelium” o sea en algún lugar de los anchurosos USA, al sitial de San Ramón, birlado en su día por el benemérito “Erik el Rojo”, que lo devolvió durante una crisis tardía y estéril de arrepentimiento, arruinado, desmontado y sin las corvadas tijeras de sus patas).

Pero nadie busque en Internet imágenes de las piezas desaparecidas porque remiten a otras fuentes, se esfuman, describen círculos crípticos y se pierden en laberintos.

Últimamente, este verano, la sanidad catalana se ha negado a tratar las dolencias crónicas de los desplazados y a dispensar fármacos que no se hayan prescrito en su territorio, que es lo que suele suceder cuando se tiene una enfermedad vieja o recidivante. Pero a todos los catalanes o neo-catalanes de “La Marca de Ponent” que vienen a reposar al pueblecito de origen, se les atiende. Mas eso no obsta para que la docomentación aragonesa de la Guerra esté ya allí.

Deberían sentir vergüenza por aplicar con tal descaro la ley del embudo. No es culpa de los catalanes sino de los nacionalistas. No soy remiso a repetirlo: mis mejores amigos --amigos de una vez y sin dobleces--, son catalanes de acento y apellidos catalanes. Pero por culpa de esta "secta" caen mal. Muy mal, señor Mas.


Darío Vidal
(De la Real Academia de Nobles y Bellas Artes de San Luis y la Academia Aragonesa de Gastronomía)

20//09/2011


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