martes, 18 de octubre de 2011

Aquelarre donostiarra


Nadie dirá lo que le ha costado a nuestro peculio esa especie de “happening” organizado por “Lokarri” y legitimado con el apayo del Partido Socialista de Euskadi de Jesús Eguiguren y Paxi López, aunque aquel haya manifestado a los “sabios” internacionales que en el Pais Vasco no ha habido nunca enfrentamientos ni alambres de espinos, sino una facción que ha matado a los que se oponían a su proyecto totalitario. Una precisión que habrá hecho preguntarse a los pacificadores invitados qué demonio estaban haciendo aquí y qué Paz es la que habían de firmar.

No sabremos nunca el importe de “esta ronda” a que ha invitado la oficina de eventos pacifistas de la Eta probablemente sufragada por Bildu, para fotografiar a unos mediadores, devaluados pero con fisonomías todavía reconocibles, ante la fachada del Palacio de Ayete. Gerry Adams del “Sinn Fein” ha posado con gesto cansado y ajado atuendo al lado de la ex-primera ministra noruega Gro Harlem Brundtland que flanqueaba al de Islandia Bertie Ahern que actuó ayer de “speaker” y había terminado mal con su contestado Gobierno; a su izquierda --la derecha del observador-- posaba el gran Kofi Annam, que tuvo sus más y sus menos al dejar la secretaría general de la Organización de las Naciones Unidas por alguna cuenta que no cuadraba, y cierta futesa que se le quedó en las uñas a un hijo suyo. A su siniestra se hallaba el ex-ministro del Interior francés Pierre Joxe y el representante de Irlanda del Norte, Jonathan Powell. Quienes no aparecían en la foto fueron el abogado sudafricano Brian Currin, en calidad de inspirador y comisionista del evento y Tony Blair que excusó su asistencia al percatarse de la farsa en que iba a participar.

Como la representada en el Pacto de Santoña el 24 de agosto de 1937 en que los “gudaris” vascos se rindieron a los fascistas italianos de la Brigada de los Flechas Negras, teniente coronel de Estado Mayor Amílcare Farina y el comandante Bartolomé Barba, entregando ordenadamente las armas a cambio de la impunidad, como si no hubiesen tenido nada que ver en la sangría de los otros españoles. Claro que entonces tenían un ejército en frente mientras los etarras de ahora ejercen la “lucha armada” valientemente entre ciudadanos desarmados e indefensos. Nadie imaginó nunca que una parte de aquellos vascos admirados, fueran tan despreciados y temidos por sus paisanos, contra los que han practicado un despiadado totalitarismo “nazi”. Aunque los ”sabios” ignorantes de ese cónclave de dilettantes de la conferencia de Paz de San Sebastián, poseidos de la audacia bastante para considerarse enterados, informados, competentes y autorizados para opinar sin datos, hayan hecho unas recomendaciones ociosas comparando víctimas y victimarios, humillando a los que sufren y llamando conflicto al asesinato, usando la perversión del lenguaje en que son tan hábiles.


Darío Vidal
18/10/2011

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