martes, 4 de octubre de 2011

¡ En qué manos estamos !


Parece que la Judicatura es la capa que todo lo tapa. Y déjenme que lo diga ahora, hasta tanto el PP no reinstaure la Censura de Prensa como intentó hace apenas una semana en el Consejo de RTVE. Porque a mi me da que nos falta Justicia y nos sobran tribunales.

Ahora resulta que don Eugeni Gay, presidente de la Sala Segunda del Tribunal Constitucional y vicepresidente de ese foro, ha utilizado el voto de calidad para exculpar a los miembros de un comité de huelga que invadieron el despacho de un concejal para que no recibiese a unos ciudadanos. Y para colmo, completaron la hazaña negándose a abandonar la estancia ante los requerimientos del edil y la acción de los policías municipales.

El alto Tribunal ha revocado dos sentencias condenatorias precedentes dictadas por la Audiencia de Sevilla, porque a su juicio una sanción penal resulta desproporcionada “dado el contexto huelguístico del incidente”. De donde se desprende que desalojar de un despacho ajeno, ocuparlo, utilizar la violencia, desacatar la autoridad de su titular y desobedecer las órdenes de la policía, pudiera tener una cierta gravedad –desde luego no mucha-- en otras circunstancias, pero en “un contexto huelguístico” merecen una sentencia absolutoria, tal vez por un supuesto “carácter atenuante” de la huelga. El señor Gay parece no reparar en que cuando se quebrantan las normas de una huelga legal, se convierte en ilegal y puede acarrear un rosario de delitos.

Aunque el común de las personas pueden no estar preparadas para sentencias tan imaginativas como esta, o la de don Juan del Olmo, instructor de los atentados del 11-M, que en lo que llevamos de año ha revocado nueve sentencias por violencia de género, tan sorprendentes aunque algo menos llamativas que la dictada esta semana, en que la expresión “zorra” referida a una mujer no quiere decir “puta” ni tiene connotaciones insultantes ni despectivas sino todo lo contrario, ya que se refieren al comportamiento de un animal precavido, inteligente y astuto cuando se trata de soslayar los peligros. Se entiende que son los peligros que representan ciertos maridos, novios o amantes como el que, en este caso, juró por el Sol que la metería en una caja de pino, y que don Juan debió valorar como un piropo por aquello del sol, o expresiones tan halagadoras como aquella de “yo no saldré de la carcel pero tu no vas a salir del cementerio, mala puta” que son siempre promesas estimulantes para una compañera, aunque en ocasiones provoquen un derroche de adrenalina.

Es posible que algunas mujeres, astutas como zorras, simulen acoso y amenazas. Pero llevamos este año cuarenta mujeres sacrificadas a los celos y el machismo, aún después de pedir amparo a la Justicia.

Alguien, tal vez los jueces, debería responder de esa indefensión. Y es posible también que de sus culpas.


Darío Vidal
Miembro de la Real Academia de Nobles y Bellas Artes de San Luis y de la Academia Aragonesa de Gastronomía

04/10/2011

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