lunes, 14 de noviembre de 2011

A quién votar


Los partidos venden propuestas y ofrecen soluciones, como los charlatanes de feria fricciones para la caspa o lociones crecepelo. Y aunque nadie ha dado razón jamás del éxito del tratamiento, la inmarcesible fe de los alopécicos ha permitido prolongar la esperanza a despecho de los años. Sucede como con los “reafirmantes del busto” que anunciaba a nuestras abuelas “La Ilustracion Española y Americana”, o los tratamientos para la histeria que practicaban ciertos galenos aseados, minuciosos y discretos, masajeando las zonas íntimas de ciertas damas otoñales aquejadas de súbitos accidentes nerviosos.

Desde los tiempos de Maricastaña mediado el XIX, con los requetés pujando por la expansión de la Comunión Tradicionalista hasta hoy, se han sucedido reaccionarios y progresistas, conservadores y liberales, de izquierdas y derechas, comunistas y fascitas, y fachas y rojatas.. Y pese a que la radicalidad haya ido limando asperezas, en cada época hemos seguido matándonos con renovado entusiasmo. Ahora menos por fortuna, puesto que los militantes han pasado a ser meros partidarios, lo mismo que los duelistas de hace siglo y medio se han convertido en “voyeurs” desapasionados, que lamentarían eternamente haber perdido su opción a la vida por el temblor del canguelo. Hasta hace algún tiempo, los últimos vestigios de la fiebre romántica, la atávica estética varonil del heroísmo y una idea temeraria y fatídica del honor, costó la vida a los muchachos más apuestos y gallardos.

Acaso para mal, ya nadie cree en libros de caballerías. Seguro que es más cómodo así. Sin punto de comparación. Los universitarios alemanes de la época llevaban pespunteado el torso y afeado el rostro de querubines rubios, por los pinchazos y cuchilladas infligidos durante las pendencias y reyertas, sin opción a los actuales remiendos estéticos.

No caeremos en la tentación del reto y el desafío en lo que queda de Campaña, dando gracias a Dios. Aunque algunos sostengan que andamos escorados a una u otra banda. Primero porque no es cierto y después porque ya dije un día, según creo, la opinión que me merecen tirios y troyanos.

Creo que, hoy por hoy, el común de los ciudadanos no tenemos preferencias por ningún partido. Sabemos lo que cabe esperar y los riesgos que comporta cada opción. En mi caso, el PSOE me birló una oposición con malas artes como saben mis colegas José María Durán y Jordi García-Candau –que no me dejarán mentir--, y no he podido averiguar si el concejal Lacueva sufrió algún error al recalificar cierta finca de familia. Y por lo que hace a los populares, me robaron un solar al descuido, siendo alcalde el señor Abril, para construir ilegalmene y sin mi autorización un colegio en el que pretenden por lo visto educar escolares, sin poder exhibir el titulo de propiedad. Se están quedando sin clientes.


Darío Vidal
14/11/2011

No hay comentarios:

Publicar un comentario