jueves, 19 de enero de 2012

El "Concordia" se tumba al sol


He dudado un tiempo si referirme o no al naufragio del crucero “Costa Concordia” en el litoral toscano pero me ha arrastrado a hacerlo lo que el hecho ha tenido de burla o de comedia bufa, que solo un suceso protagonizado por italianos puede garantizar.

Hasta la batalla de Las Termópilas sería desternillante dirigida por un cómico italiano. Y eso es lo peor que puede suceder. Ahora, el episodio trágico de los ahogamientos se desenfoca ante la peripecia ridícula de un suceso que no puede equipararse a la tragedia del “Titánic” aunque se haya producido en el aniversario del hundimiento de aquel.

El “trapacero y liante” Alberto Sordi no resultaría tan gracioso y tan creible como este comandante Francesco Schettino que quiso pasar rozando la costa de la isla de Giglio en homenaje de la hermana del jefe de comedor.

Tienen en común los dos sucesos –aparte de las eses líquidas del Cap. Smith y el Cap. Schettino--, la imprudencia de una decisión. La del “Titánic”, inducida con toda seguridad por la arrogancia de los armadores para acortar el recorrido y mejorar los tiempos de la travesía inaugural del buque, acercándose con mala mar al círculo polar ártico a pesar del riesgo de icebergs. Y la de Schettino --una estupidez de “Guinne's”--, que puede ser la apuesta de un beodo ocioso y aburrido, con mar y viento en calma chicha. “¡Qué te juegas a que paso rozando la arena de la playa!”) Mas cuando se olió la tostada desembarcó para “ayudar a los pasajeros desde tierra” aunque tardó mas de una hora a dar la alarma y buscar una coartada. Las autoridades, sin embargo, prefieren saber qué se había metido dentro.

“¿Qué hacemos?”--, debía decir el primer oficial desde el bote. “Déjame pensar”,-contestaría el capitán dando la alarma a la Costera de que se hundía ante las casas de la islita de Giglio. “¡Cómo! ¿Que no está a bordo? ¡Y dónde esta entonces!”,-- gritaban en la Capitanía de Marina que le ordenaba volver a bordo, sin saber si había de organizar un salvamento marítimo o un rescate terrestre.

Por primera vez he pensado en qué curriculoum debe exhibir un capitán como el de “Costa Concordia” o el “Titánic”, aunque medien cien años entre uno y otro, y es posible que hayamos avanzado trescientos en tecnología y estemos bajo cero en valores éticos.

El capitán del “Concordia” es el personaje más odiado de Italia y la red. Le llaman el Cobarde y el Embustero. Pero además es “el traidor que ha dado la espalda al código del mar” abandonando a los suyos. El tipo arguye que ha salvado cientos de vidas y que no huyó sino que se cayó en una balsa salvavidas con el segundo y el tercer oficial. Y decidió seguir allí. Aunque en Comandancia se desesperaban: “¡Suba a bordo, carajo, que hay gente en peligro!”


Darío Vidal
19/01/2012

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