jueves, 17 de mayo de 2012

El principio del caos


 No se una palabra de economía ni de estrategias financieras, pero intuyo que cuando una actividad esta regida por el azar y parece escapar a todo control, alguien ha manipulado la ruleta. Es posible que no conozcamos el truco que utiliza el malabarista para que desaparezcan los objetos, pero de lo que no cabe duda es de que hace trampa. Ayer mismo, sin que nadie previera la catástrofe y en vista de que Grecia ya está quebrada, la prima de riesgo de España rebasó los 500 puntos y se puso en niveles de rescate, aunque aquí nos resistamos a darnos por vencidos.
Matemáticos y físicos teóricos andan estudiando lo que llaman “Teoría del Caos”, para desentrañar el comportamiento azaroso de la realidad aparentemente “imprevisible” de la Naturaleza. Y el descubrimiento de las ecuaciones fractales parece dar razones a su intuición de que lo que llamamos casualidad no es más que causalidad aunque todavía no hayamos descubierto su íntimo mecanismo. Ya que todo va siendo penetrable por la inteligencia humana excepto esa actividad aparentemente reservada sólo a los genios, llamada Economía. El fenómeno espontaneo y fatal, más impredecible que el tsunami, el tornado y la erupción volcánica, como si no fuera el guiñol de un un usurero caprichoso al que un avaro mueve los hilos.
La voracidad criminal de los especuladores no tiene ni la decencia del disimulo, carece hasta del pudor de ocultar la inoportunidad de hacer crecer la deuda, aún cuando no existe ningún pretexto para agitar el lodo en que hozan y prosperan los paquidermos.
No tiene sentido lamentarse cuando vamos desnudando de vestidos al azar. Todos los sucesos obedecen a causas racionales, previsibles, evitables y mensurables aunque desconozcamos todavía sus orígenes.
¿Quíen ha dicho que es imposible detener la ruina si sabemos que con seis meses de paz, el Departamento de Defensa de los EE.UU podría acabar con la hambruna del mundo? Pero alguien impide la Paz porque es más rentable la guerra. Ya no basta con desangrar al Tercer Mundo: Leviatán insaciable demanda nuevas víctimas, que parecen no afectarnos porque no nos aluden. O no nos aludían, puesto que la ruina no señala ya a un ámbito “virtual e inexistente” como el Cuerno de África, Etiopía o Somalia, sino a un objetivo “presene y real” como Grecia. Sucede como en la fase final y crítica de la desnutrición, cuando una vez quemadas les reservas de grasa de un organismo vivo, éste recurre a alimentarse de sus propias proteínas.
Nadie frenará esta agonía sin una acción decidida del Fondo Monetario, pues también él está infiltrado de especuladores como el que alentaba a Zapatero diciendo que “todo iba bien” mientras se hinchaba de sangre como las garrapatas, sin apiadarse de los que ya no tenían pan.
Lástima que no haya Infierno.
Darío Vidal
17/05/2012

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