Hace poco
tratábamos algunas actitudes guiadas por la cobardía. Pero nada
dijimos de cuando la cobardía conduce a la traición. Y eso acaba de
suceder ahora con la noticia cobardemente filtrada desde el
Ministerio del Interior por don Jorge Fernández Díaz con los
etarras que sean buenos chicos se confiesen, hagan propósito de la
enmienda y “abjuren” de la ETA. ¿Será posible que un
adulto normal haga tal exhibición de estulticia? ¿Cree alguien que
es más eficaz el arrepentimiento que la entrega de las armas y el
desmantelamiento de los “zulos”? ¿Tiene algún político
el candor de creerse la palabra de honor de un criminal sin honor,
sin piedad ni compasión, capaz de asesinar en alguna ocasión a un
conocido que había arriesgado la vida por salvarle?
Se puede
ser bueno pero no tonto, con perdón. Es difícil ceer en un político
que se deja arrastrar por el voluntarismo antes que por el análisis.
Y, al parecer, el señor Fernández se orienta por lo que le gustaría
que fuera más que por criteros objetivos. Los gestos melífluos, la
firmeza negociable, las decisiones de mantequilla, la bondad
profesional de los expuestos y dispuestos siempre a equivocarse, es
inobjetable si afecta solamente al individuo, pero inhabilita para
decidir por los demás. Tal vez sea muy cristiano exponer la otra
mejilla a la acción de la bofetada sacrílega, pero una persona no
tiene potestad para poner de rodillas a una nación entera
Siempre
desconfiamos del prógnata estrábico popular, pero creíamos que
nadie podía hacerlo peor que su predecesor socialista. Nos
equivocamos. Dice Murphy que cuando pensamos que ya nada puede ir
peor, todo puede empeorar. Su odio africano, su rencor sonriente, su
alarma taimada ante la competencia, no da opciones a nuevos
dirigentes sino a becarias, secretarias y milltantes dóciles y
ahormados. Aunque no es achaque sólo suyo. También Zapatero
sacrificó a Nicolás Redondo Terreros. un valor seguro, por “Patxi”
López, llamado en la Agrupación significativamente “el chico del
botijo”.
No ha sido
más generoso el registrador compostelano con la eficacia de
Esperanza Aguirre, el buen juicio y la experiencia de Jaime Mayor
Oreja, la lealtad y el sacrificio de Maria San Gil tan fríamente
marginada y la imaginación crítica del barcelonés Aleix
Vidal-Quadras.
En menos de
seis meses, Mariano Rajoy Brey “el Deseado”, no ha cumplido con
una sola de sus promesas. Pero tampoco ha corregido el rumbo del país
ni enmendado ninguna de las disparatadas y suicidas actuaciones de la
pasada legislatura. Se ha aplicado el cuento del Viejo Profesor para
que las promesas electorales esten para no cumplirse. Y lo ha hecho
muy bien.
Ahora, en
lo más recio y encrespado del temporal, tenemos que hallar una
fórmula legal para apartarlo del gobierno sin demora. “Delenda
est Carthago”.
Darío Vidal
28/04/2012
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