lunes, 6 de mayo de 2013

ALEMANIA Y SUS COLONIAS


Creíamos en el canciller Adenauer, el hábil político con rostro de “sioux” impávido y trazas de “bull terrier”, porque fue un alemán que creía en Europa y poseía el suficiente sentido del humor como para pensar que “un prusiano es un eslavo que ha olvidado quien fué su abuelo”. Y si le hubiesen tentado con el nazismo hitleriano que le tuvo encarcelado, habría dicho que “los alemanes son belgas con megalomanía”. Él no podía ser el doloso inspirador del complot contra Europa que administra Angela Merkel para el naciente IVº Reich, ahora ya sin ningún pudor.
El sueño corolingio de los ilustrados bienpensantes, que después de las guerras de 1914 y 1939 soñaban con restaurar el Imperio de Karl der Grosse, Charlemagne, Carolus Magnus o Carlomagno, con el propósito de que los europeos olvidasen la rapiña y las contiendas para convivir en armonía como descendientes de Roma, se acaba de romper. En cuanto “la Germania” ha recuperado la memoria de su origen como decía el Canciller de Hierro, ha tirado al monte. Y será la tercera vez en una centuria.
Primero se reunificó Alemania, luego se fabricó armento y después se restituyó un ejército llamado “bundeswehr” en vez de “wehrmacht”, lo que tranquilizo mucho a los vecinos, porque no querían ver a un aleman ni con un tirachinas. Pero los prusianos sienten especial fascinación por los uniformes y las gorras, sobre todo si son de plato, con bisera de charol y un alto copete de seis dedos que permita prender en lo más alto un escudo con una feroz águila rampante. Les pasa lo que a Woody Allen: que “cada vez que oyen musica de Wagner les entran ganas de invadir Polonia”. Pero como no es posible invadir a los vecinos tres veces cada siglo, los correligionarios de doña Ángela pensaron que la última aventura imperial debía gestionarse con armas más sutiles y con menos estropicio.
Trabajaron con dureza durante años y los antiguos sojuzgados le expropiaron el ejército y las armas para evitar tentaciones, pensando que se habrían olvidado también los agresores. Mas no fue así.
Por el contrario, Alemania se había acomodado en la U.E. que debía salvar al Continente de veleidades hegemónicas, se adueñó del gobierno del Banco Central Europeo, y ya dicta normas a las “colonias” para que le paguen los creditos que contrajo con la banca estadounidense.
Así que han establecido un nuevo orden feudal como el del Iº Reich Romano Germánico del 962; el IIº Reich de 1871 que emerge de la Francia napoleónica con Bismarck, y el IIIº Reich de 1933 inspirado por el nazismo de Hitler. En este inicio de siglo, la canciller Merkel, llegada del frío, sabe que no se debe arriesgar a nuevos embargos como en sus anteriores derrotas y que se puede aniquilar y esclavizar a los pueblos de modo más sutil. Así ha nacido el IVº Reich. Sólo Dios sabe a dónde llevará.

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