lunes, 19 de noviembre de 2012

DEMÁ, CATALUNYA LLIURE


“Estat Catalá”, “Centre Nacional Catalá” -luego “Unió Catalanista”- “Lliga Regionalista” y “Esquerra Republicana de Catalunya”, son poco más o menos las etiquetas del pre-separatismo y el secesionismo que se cocieron en la Marca Hispánica desde 1812 con la proclamación de “La Pepa” y los sucesivos años de decadencia que marcaron “El Año del Desastrre” en 1898. Allí se desgajaron la colonias convertidas en estados nacionales por la gracia de los masones criollos, y allí fue a desembocar la apetencia política de una parte de la burguesía catalana
Una vez más, los burgueses, que habían medrado a la sombra del Estado, en ocasiones tejiendo y cortando los uniformes de los soldados españoles –también vascos y catalanes--, que se implicaban en las contiendas coloniales en América, Asia y África –como los “bizcaitarras”, que fundían y armas ligeras en Eibar-- eligieron medrar con la secesión.
Pero ni unos ni otros pertenecían a la nueva sociedad mestiza, sino que eran hijos de los fundadores de la vieja España, fundida, refundida y refundada en todas las adversidades y victorias a lo ancho del mundo, en hazañas en que tambien participaron generosamente. Mas las Españas se quedaron aparentemente sin tarea desde el descalabro de Cuba y Filipinas, con un ejército diezmado y destruido, y una bizarra flota de madera, sin presupuesto y más apta para el museo que para hacerse a la mar.
Unos, y con ellos la mayor parte de los catalanes como el resto de españoles, asumieron que venían tiempos difíciles y habrían de atravesar el desierto “sin apartar de sí aquél cáliz”, pero algunos prefirieron travestirse de “indianos” e inventarse una nueva patria desgajándola de aquella que entre todos edificaron. En su apoyo llegó el tardo-romanticismo inventor de mitos, algunos tan sugestivos como falsos, tan hermosos como falaces, y en la Torre de Babel tocaron a romper filas. Y unos por lucro, otros por medro y los de mas acá para hacer posible lo deseado a deshora, se pusieron a demostrar tésis tan estrafalarias como las del inefable doctor Robert –no el de los Beatles precisamente sino Bartomeu Robert Yarzábal-- trasvasado desde Méjico a Barcelona como tantos burgueses “gachupines” criollos de la última parte del XIX, luego alcalde de Barcelona, médico, rector de la Universidad, presidente de La Lliga y sesudo investigador, quien demostró científicamente que la “raza catalana” (constituida por la mezcla de fenicios, judíos, griegos, cartagineses, romanos, visigodos, bereberes, árabes y un creativo “cocktail” del resto de españoles e iberoamericanos) era la mas inteligente del mundo porque su masa encefálica pesa cien gramos mas que el resto de los mortales, cosa que le agradecieron sus paisanos de adopción con un monumento de doce metros.
Lástima que no quede ni un libro suyo. Pero todo se andará.

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