No me mueve
el deseo de venganza sino la exigencia de Justicia. No pido cárceles
sino restitución. Y no veo –no se ven-- más que aspavientos y
coches celulares, ni oigo más que sirenas y palabras de denuncia.
Pero no hay nadie, absolutamente nadie, que solicite a los galopines
de la condición de Urdangarín, a los estafadores como Díaz Ferrán,
a los cuadrilleros como Correa, a los “políticos a la violeta”
como Paco Camps, a los aquejados de vanidad hiperplásica como
Garzón, a los protagonistas de la corrupción política, policial,
empresarial o periodística, y a todos los sinvergüenzas en general,
que suelten la guita, que aligeren la valija, o más llanamente que
apoquinen lo que han robado. Porque lo que han robado es de todos.
Según la
Ley de Moisés, Dios benevolente y magnánimo estaba pronto a
perdonarlo todo, pero luego de que el pecador reparase las culpas y
restituyese lo robado.
Tengo la
conviccion de que ello bastaría para dejarnos respirar, y que si a
Rajoy le diese la gana de poner orden en la inoperante administración
sobredimensionada, hipertrófica, irracional y duplicada, este país
estaria en disposición de navegar en seis meses o un año. Pero hay
que ponerse a ello con cabeza, con corazón, con integridad y con
determinación. Sin excepciones. O habrá que pensar que lo que
reputábamos salvable, está también tiznado como los arrabales de
la Corona. Y muchos han dejado de tener casa por la especulación de
los promotores inmobiliarios y los bancos.
No les
convoco a una fiesta porque no es posible sumirse mansamente en la
miseria que no hemos generado. Es necesario alzar al sur de Europa
como hizo Islandia –tan silenciada después de su victoria-- y,
puesto que Alemania no nos da tregua ni aligera sus exigencias, vamos
a olvidarnos de sus bravatas y decir que no vamos a pagar porque no
podemos. No importa que Rajoy nos lleve al matadero. Que Alemania se
arregle con los EE.UU que fue quien originó las operaciones “sub
prime”. Y que cada palo
aguante su vela. Que aprendan que el negocio entraña un riesgo en
que se puede ganar y se puede perder. Pero sin hacer pagar al primo.
Que pague gallarda-mente el que pierda pero no el inadvertido.
Entretanto
nos sentimos burlados como párvulos mientras el Fondo Monetario dice
que vamos bien dándonos una palmadita benevolente, y el Banco
Europeo augura a este paso no vamos a crecer hasta dentro de diez
años, al tiempo que “Standard & Poor's”
altera la prima de riesgo y sufrimos ya toda clase de privaciones, a
la par que la reelegida presidenta de un pais asociado como Angela
Merkel, se inviste con la púrpura imperial de la U.E, da
instrucciones y formula vaticinios que contradicen los que apuntó el
día anterior. Pero quién manda, a qué jugamos y con qué
criterios se gana o se pierde en el “IV Reich”. ¡Que devuelvan
lo robado!
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