viernes, 14 de diciembre de 2012

UN NOBEL PARA EUROPA



Esto de condecorarse a sí mismo, me parece más obsceno que la moral de Juan Palomo, porque él se lo guisaba todo a su gusto para gozarlo a su sabor, en tanto que otorgarse un premio a sí propio en público, es reconocer un merito y ponerse como ejemplo de los demás. Es lo que va desde la humilde inmanencia a la soberbia trascendente.
Vimos a Isaac Rabín y Yaser Arafat exaltados al Príncipe de Asturias como artífices de la Concordia, para crear un cauce de cooperación entre Israel y Palestina. La dialéctica no sirvió sino para encumbrir embustes. Pero, cuando menos, el propósito era plausible y no parece que fueran ellos quienes patrocinaran la iniciativa. Lo indignante ocurrió años antes cuando le otorgaran el Nobel de la Paz a Henry Kissinger.
Inspirador de un “anticomunismo” radical y maniquéo que acusaba de revolucionarios a los desheredados famélicos, el “Doctor K” escapó a la Interpol que en 2002 instó su detención a las autoridades británicas, del mismo modo que evitó la acción penal de Dinamarca, Francia, Belgica, Argentina y Chile, no solo por el caso Pinochet sino por otros crímenes contra la humanidad, tal que el alargamiento del criminal conflicto de Vietnam despues de haber hecho fracasar las conversaciones de Paz de Paris de 1968, y de sabotear la creación de un Tribunal Internacional de Crímenes de Guerra, o haber decidido los bombardeos de Camboya y Laos en 1969 que provocaron respectivamente seiscientas mil y trescientas cincuenta mil victimas; a más de haber alentado el golpe de estado “anticomunista” del general Yahya Khan en Bangladesh que supuso el asesinato de quinientas mil personas el año 1971, y de auspiciar la carnicería de Timor Oriental en que el Ejercito Indonesio aniquiló a doscientos mil campesinos en 1975.
Con estos y otros antecedentes, no creo que el Nobel de la Paz sea un timbre de gloria ni motivo de orgullo para los propios europeos. Europa no es un espacio de libertad, sino rompeolas para la miseria subsahariana. No es una democracia sino un fraude que recurre a la designacion directa de los cargos; no es un foro de debate en libertad porque solo tres estados se reparten el lucro de los restantes, y no han conciliado los intereses de las naciones del Continente, a las que Alemania ha arruinado como otras veces en 1914 y 1940, aunque esta vez sin caer en la ordinariez impopular del derramamiento de sangre.
Esa apelación maloliente a la solidaridad europea; ese tinglado de abyecta ingeniería financiera que esta provocando la ruina de los europeos hasta el límite del hambre, la desesperación y el suicidio; esa “Blitz-Krieg” sin “stukas” capaz de excluir a la Hélade de Europa, no puede ser motivo de orgullo ni para los suecos. Que se guarden su premio.

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