martes, 20 de agosto de 2013

FANTASÍA ESTIMULANTE


Si no conociese a tantos catalanes excelentes, camaradas de hazañas, compañeros de estudios, amigos para siempre casi hermanos, y no hubiese fustigado y criticado además las torpezas del centralismo imperialista y pueblerino –esa es la incomodidad de no ser de ningún bando--, me importarían muy poco las invenciones ridículas de los separatistas, sus falsificaciones y sus embustes. La mentira tiene las patas muy cortas como sabe todo el mundo, y sus propaladores están condenados al descrédito y el ridículo por mucha asistencia que tengan de sus epígonos, como aquel inefable doctor Robert --Bertomeu Robert i Yarzábal--, mejicano de Tampico injertado en Barcelona de la que fué alcalde durante seis meses y que demostró científicamente como catedrático de Patología Interna, que los cerebros de “raza catalana” pesan más que los de las otras “razas” incluida, supungo, la vasca, en abierto conflicto con su materno cariotipo guipozcoano.
Yo no sé dónde radica el complejo de inferioridad de estas personas que no se aceptan y necesitan acaparar méritos y virtudes, igual que los autores de la hilarante “Gran Enciclopedia Soviética”. Recuerdo que en la época dorada de Johan Cruyff se publicaron biografías “en serio” diciendo que su abuelo era un catalán vecino de Ámsterdam que se llamaba Joan Creus. Lo mismo que el astrofísico Miguel Catalán Sañudo, pionero de la espectrografía e investigador en el “Imperial College” de Londres, al que sus colegas dedicaron un cráter en la luna y ellos designan con el equívoco de “Cráter Catalá”. Que “el señal” del Rey de Aragón le llamen “senyera catalana”, aunque tardaron tiempo a aceptarla y no tiene nada que ver con la fábula de Wifredo el Velloso, sino con los lemniscos diplomáticos de los territorios que el Rey infeudó al Papa. Que el patrimonio arqueológico oscense se halle inventariado como del “Museu d'Art Románic de Catalunya”. Que expropiaran fraudulentamente el fondo de Aragón en el Archivo General de la Guerra Civil de Salamanca, con la complicidad de Zapatero y Angeles González-Sinde, y que se hayan quedado con las piezas que requisó el escultor Frederic Marés cuando la Columna Lluis Companys se puso a liberar “la Catalunya irredenta” apropiándose de bienes ajenos.
Pero lo que rebasa todo límite es afirmar que El Quijote lo escribió en catalán un tal Servent, hijo de Miguel Servet (que como todo el mundo debiera saber fue un aragonés de Villanueva de Sígena, y no catalán) al que plagió Cervantes; que Australia fue colonizada por un catalán, y que el descubrimiento de América fue obra del catalán Colom (Palomo).
Estas son las revelaciones estupefacientes de los señores Sobrequés y Bilbeny de la “Universitat Nova Història” de Crespiá, y de la Fundación “Catalunya Acció” que apoya la soberanía de Gibraltar.

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