viernes, 13 de septiembre de 2013

MORITURI TE SALUTANT


Después de los recortes que ha ido inspirado el gobierno humanista cristiano de Rajoy, se va a acometer la hitleriana “solución final” contra los enfermos y los viejos, que serán desahuciados progresivamente y privados de ingresos, pensiones y derechos. Los españoles que sobren, se extinguirán de inanición y de abandono, dejados a su suerte por el Estado que irá reduciendo sus magras pensiones de año en año para que se den prisa en morir. Porque aquí ya no cabemos más. Que se despidan los ancianitos de vivir como parásitos improductivos. Cuando vean que se les acorta la ración, tendrán que hacer lo que los abuelos “inuit” o “yupik” de Alaska, Siberia y Groenlandia –los “esquimo-aleutianos” del estrecho de Bering-- que, cuando arrecia el frío, se despojan de abrigo y se acurrucan esperando quedarse ateridos para cuando los osos reparen en su presencia.
Claro que esta perspectiva puede inspirar proporcionadas iniciativas defensivas como la de robar durante el periodo laboral y ocultar luego el dinero, para tener cogidas por la entrepierna a las familias, que se guardarán muy mucho de que les devoren los plantígrados polares. De modo que, llegada la jubilación, la gente se habrá aplicado al desvalijo no por aficion como ahora, sino por necesidad. Malos tiempos para la poesía.
Para los que no se hayan ensuciado las uñas o se nieguen a que los abandonen a las fieras, existirá aún otra opción auspiciada por oficiantes del talante de Rajoy. Una corporación dependiente de Justicia y Sanidad –nada menos que de Ruiz Gallardon y la beatífica señora Mato que verá justificado su apellido por su función-- a la que se accederá por orden y reñida oposición. Los que no tengan dinero bajo la baldosa, ni valor para abandonarse a las fauces de los depredadores, podrán acogerse a los servicios del “Cuerpo Nacional de Puntilleros del Estado” que ya no dispensarán ningun fármaco porque constituiría una contradiccion, pero si los auxilios espirituales --quien los demande, desde luego-- porque son remedios baratos.
El benemérito organismo podrá hallarse bajo la advocación de San José, celestial abogado de la Buena Muerte, y exhibirá el lema de “Morituri te salutant”, que es la bizarra forma con que se despedian los gladiadores antes de saltar a la arena: “Los que van a morir te saludan”.
No me nieguen que será hermoso. Nada de desaparecer por el escotillón clandestinamente como en Mauthaussen o Buchenwald, sino con la dignidad de quien presta un último servicio a la Patria –esa pretérita antigualla romántica--, como diciendo: “No reduzcas la administración ni la ficcion de las naciones de la Señorita Pepis, los parques móviles ni las embajadas regionales, los miles de asesores y los fondos de reptiles, liberal Mariano. Ya nos reduciremos nosotros mismos”.

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