Escribiendo
el otro día de las compañías eléctricas, me asaltó una reflexión
de Chateaubriand sobre las instituciones, que según él pensaba, se
inspiran inicialmente en una idea de servicio, después en el deseo
de provecho y luego en la apetencia desmedida de lucro, que conduce
al abuso. No sé si vivió o no para conocer la evolución completa,
pero no dice más sobre el desenlace en la cuarta y última fase.
Aunque barrunto que el proceso termina en la defenestración de la
institución, que es, según pienso, lo que aguarda ahora a las
Eléctricas, los oligopolios y los gobiernos dimitidos.
Por
su parte, “Facua” Consumidores en Acción teme que la
tarificación con opciones diferentes para las familias, que penaliza
el consumo reducido en beneficio de los industriales, encubra una
intención dolosa y añada mayor dificultad para calcular la
facturación, sobre todo en un pais que ya padece la energía más
cara de Europa. Y solicita al defensor del pueblo “que actúe
ante la ilegalidad de la nueva factura de la luz”. Al tiempo
que el presidente de la “Comisión de la Competencia”,
José María Marín, ha abierto una investigación soble la
información que las Eléctricas dan a sus clientes, pues tiene todo
el tufo de un engaño y una burla --de un puro sarcasmo--, mientras
Mariano Rajoy continúa arrefléxico, catatónico e indolente.
Supongo que ya conocen la última perla del humor presidencial: “Si
me preguntan algo, háganlo cuando no esté”. Es como la sal
gorda del abogado del Estado Miguel Arias Cañete, ministro de
Agricultura hasta hace unos días y candidato a las europeas en la
actual convocatoria y el cínico descaro de afirmar que, sin su
consentimiento, es consejero de sociedades de juego, empresas
agrícolas, compañías de importación de vehículos y una sociedad
de cartera, omitiendo la declaracion de estas actividades tanto como
senador y ministro, como militante del PP. Pero esta es cuestión
aparte.
Retornando
al comportamiento parasitario de las compañías de energía
hodroeléctrica y nuclear, que han alcanzado las cotas del abuso al
que antes nos referíamos, con el propósito de abortar el desarrollo
de la incipiente energia renovable alternativa, la moderna tecnología
ofrece opciones baratas e inagotables, como la eólica, la biomasa,
la solar y la oceanogénica en sus distintas variedades como la
maremotriz o de marea, la de corrientes, la oceanotérmica, la de
gradiente salino, la de vientos marinos, la de biomasa marina y la
olamotriz, basadas en el nivel del mar, la longitud de onda, la
altura de ola, la profundidad del fondo, la oscilación de superficie
(OWC) y la velocidad del frente de ola.
Todo
un campo de recursos, inexplotados hasta el momento, abre un mundo de
posibilidades, como está sucediendo en el campo de los combustibles
de automoción. El futuro está llamando decididamente a la puerta,
aunque algunos se parapeten en el lucro abusivo y fácil.
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