Ayer sin ir
más lejos los periódicos se hacían eco, como para certificar
nuestra distancia, de que el jóven profesor de Ciencias Políticas
se halla estrechamente vinculado a los postulados de la ETA, como
demuestra la petición que formuló en una herrico-taberna pamplonesa
hace unos meses solicitando que “no nos dejeis solos con los
españoles...”
No ganamos
para disgustos. Cuando apostábamos por la regeneración moral que
exige el país y nos prometía “Podemos”, la organización
ilegal “abertzale” “Herrira” (ex-“Askatasuna”,
ex-“Gestoras pro
Amnistía”) nos descubría que el lider del movimiento nacido
al calor de “Los Indignados” es el contacto batasuno de
Madrid a través de móviles, correos electrónicos y canales de
localización también vinculados a grupos de apoyo a los presos
etarras, además de conferenciante e ideólogo de Euskalerria.
¿Adónde volver la mirada para entrever un destello de esperanza sin
PP ni PSOE?
Por una
parte, Artur Mas está ofreciendo para “mezquita de Córdoba”
la gran plaza de toros “Munumental” de Barcelona a precio
de petrodólar --”¡antes mora que española!”--, para
desterrar los toros de España y “els Braus” de Cataluña,
exceptuando “els correbous” de Tarragona y el taurófilo
delta del Ebro que aspira al Califato Expandido Yihadista del Terror
de Iraq y Siria, que ayer proclamó el bagdadí Abu Bakr. Por otra,
el fiscal “xueta” Pedro Horrach convertido en defensor de
una Infanta poco estricta con el rigor contable, por decirlo de algún
modo, denigra al juez instructor José Castro con viciados argumentos
“ad hominem”.
¿Dónde
queda el espejismo de la polémica indignada pero cívica de la
Puerta del Sol: el sueño ingenuo, puro e idealista de limpiar tanta
inmundicia con el solo concurso de la razón y la palabra sin apelar
a la violencia? ¿Qué ha sido del indignado Stephen Hassel y de
José Luís Sampedro?
Poco
importa ya. La insultante mentira de Mariano Rajoy perpetrada con
nocturnidad y por sorpresa, ha sido superada por la maniobra
goebbeliana de dispersión del torpe Gallardón, sutil intérprete de
un mediocre principal empeñado en distraer sus maniobras con carnaza
feminista --homofobia por abajo, abortos por arriba, vientres de
compra, alquiler o préstamo-- que ya no engañan ni confunden a
nadie. Ni la felonía de la Reforma Fiscal de Montoro transmutada en
un vergonzoso “trile”
fecal.
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