martes, 1 de julio de 2014

APOSTATANDO DE IGLESIAS




Nada habrá cambiado en nuestro entorno inmediato ni en el Planeta. Pero hace unos días escribí que le había retirado la confianza a Pablo Iglesias como se la retiré en su día a Julio su homónimo. Y ahora estoy apostatando. Iglesias es un apellido en decadencia, tal vez por el auge del rampante agnosticismo que nos abruma.
Ayer sin ir más lejos los periódicos se hacían eco, como para certificar nuestra distancia, de que el jóven profesor de Ciencias Políticas se halla estrechamente vinculado a los postulados de la ETA, como demuestra la petición que formuló en una herrico-taberna pamplonesa hace unos meses solicitando que “no nos dejeis solos con los españoles...”
No ganamos para disgustos. Cuando apostábamos por la regeneración moral que exige el país y nos prometía “Podemos”, la organización ilegal “abertzale” “Herrira” (ex-“Askatasuna”, ex-“Gestoras pro Amnistía”) nos descubría que el lider del movimiento nacido al calor de “Los Indignados” es el contacto batasuno de Madrid a través de móviles, correos electrónicos y canales de localización también vinculados a grupos de apoyo a los presos etarras, además de conferenciante e ideólogo de Euskalerria. ¿Adónde volver la mirada para entrever un destello de esperanza sin PP ni PSOE?
Por una parte, Artur Mas está ofreciendo para “mezquita de Córdoba” la gran plaza de toros “Munumental” de Barcelona a precio de petrodólar --”¡antes mora que española!”--, para desterrar los toros de España y “els Braus” de Cataluña, exceptuando “els correbous” de Tarragona y el taurófilo delta del Ebro que aspira al Califato Expandido Yihadista del Terror de Iraq y Siria, que ayer proclamó el bagdadí Abu Bakr. Por otra, el fiscal “xueta” Pedro Horrach convertido en defensor de una Infanta poco estricta con el rigor contable, por decirlo de algún modo, denigra al juez instructor José Castro con viciados argumentos “ad hominem”.
¿Dónde queda el espejismo de la polémica indignada pero cívica de la Puerta del Sol: el sueño ingenuo, puro e idealista de limpiar tanta inmundicia con el solo concurso de la razón y la palabra sin apelar a la violencia? ¿Qué ha sido del indignado Stephen Hassel y de José Luís Sampedro?
Poco importa ya. La insultante mentira de Mariano Rajoy perpetrada con nocturnidad y por sorpresa, ha sido superada por la maniobra goebbeliana de dispersión del torpe Gallardón, sutil intérprete de un mediocre principal empeñado en distraer sus maniobras con carnaza feminista --homofobia por abajo, abortos por arriba, vientres de compra, alquiler o préstamo-- que ya no engañan ni confunden a nadie. Ni la felonía de la Reforma Fiscal de Montoro transmutada en un vergonzoso trile” fecal.

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